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ONU – El FMI mejora las perspectivas de crecimiento para todas las economías, incluidas las de América Latina

El FMI mejora las perspectivas de crecimiento para
todas las economías, incluidas las de América Latina

La economía mundial crecerá un 6% en 2021, moderando ese aumento a un 4,4% en 2022, según el último informe del Fondo Monetario Internacional sobre Perspectivas de la Economía Mundial.

La estimulación de la economía a lo largo de este año lo atribuye el Fondo “al ingenio de la comunidad científica”, que ha logrado que se estén administrando vacunas a millones de personas.

Además, las economías también siguen adaptándose a nuevas modalidades de trabajo a pesar de la movilidad restringida, y ello ha permitido en todas las regiones una reactivación más vigorosa de lo previsto. El respaldo fiscal adicional proporcionado en las grandes economías, en especial Estados Unidos, contribuyó a mejorar aún más las perspectivas.

Sin embargo, uno de los grandes problemas que observa la institución es que “la recuperación será desigual y requerirá esfuerzos multilaterales para salvaguardar los avances logrados antes de la pandemia en la reducción de la desigualdad y el alivio de la pobreza”.

Los pronósticos del Fondo indican un mayor crecimiento mundial en 2021 y 2022 principalmente debido a revisiones al alza para las economías avanzadas, especialmente una revisión significativa en el caso de Estados Unidos (1,3 puntos porcentuales), donde se prevé que el crecimiento sea de 6,4% este año. Esto significa que Estados Unidos sería la única de las grandes economías donde se proyecta que el PIB supere el nivel pronosticado para 2022 de no haber ocurrido la pandemia.

Dentro del grupo de economías de mercados emergentes y en desarrollo, se proyecta que China crecerá 8,4% este año. Aunque la economía del país asiático ya había retomado en 2020 el nivel de PIB previo a la COVID, se prevé que muchos otros países no lo harán hasta 2023.

Por su parte, la economía de América Latina y el Caribe crecerá en 2021 un 4,6%, según el Fondo, que revisa al alza en un punto porcentual las previsiones de crecimiento que hizo en enero para la región.

“Después de una fuerte caída en 2020, solo se espera una recuperación leve y de varias velocidades en América Latina y el Caribe en 2021”, después de que en 2020 la economía regional se hundiera un 7%.

Las tres grandes economías de Latinoamérica, Brasil, México y Argentina crecerán este año el 3,7 %, el 5 %, y el 5,8 %, respectivamente. Colombia, por su parte, subirá un 5,1%; Chile, un 6,2%; y Perú un 8,5%. Por el contrario, Venezuela sufrirá una contracción económica del 10 %.

El FMI advierte que las perspectivas a largo plazo siguen dependiendo de la trayectoria de la pandemia. “Con algunas excepciones -por ejemplo, Chile, Costa Rica o México-, la mayoría de los países no han obtenido suficientes vacunas para cubrir a su población”.

Sin embargo, el futuro plantea enormes desafíos. La pandemia aún no ha sido derrotada y los casos de infección se están acelerando en muchos países. Se observa también una peligrosa divergencia en la recuperación entre los distintos países y dentro de cada país, dado que la situación es menos favorable en las economías donde la distribución de las vacunas es más lenta, el respaldo de política económica es más limitado y la dependencia del turismo es mayor.

Es probable que esa divergencia en las trayectorias de recuperación ahonde las disparidades en los niveles de vida de los distintos países en comparación con las expectativas previas a la pandemia.

Según las proyecciones, en comparación con los pronósticos previos a la pandemia, la pérdida anual de PIB per cápita en 2020–24 será, en promedio, de 5,7% en los países de bajo ingreso y 4,7% en los mercados emergentes, en tanto que para las economías avanzadas se prevén pérdidas menores, de 2,3%.

Estas pérdidas han borrado los avances en la reducción de la pobreza: se prevé que 95 millones de personas más caigan en la pobreza extrema en 2020 en comparación con las proyecciones anteriores a la pandemia.

ambién la recuperación es dispar dentro de cada país, ya que los trabajadores jóvenes y los menos calificados siguen viéndose mucho más afectados. Como la crisis ha acelerado las fuerzas transformadoras de la digitalización y la automatización, muchos de los empleos perdidos tienen pocas probabilidades de reaparecer; eso exigirá una reasignación de los trabajadores entre sectores, lo cual a menudo castiga con dureza los ingresos.

Debido a que se evitó una crisis financiera, se prevé que las pérdidas a mediano plazo, de alrededor de 3%, serán menores que después de la crisis financiera internacional de 2008. No obstante, a diferencia de lo que ocurrió después de esa crisis , se prevé que las mayores cicatrices queden en los países de mercados emergentes y de bajo ingreso, dado el limitado margen de que disponen para la aplicación de políticas.

Fuente: ONU 06 de abril de 2021