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ONU – Las cinco cosas urgentes que debemos hacer para mejorar la salud de todos después del COVID-19

Las cinco cosas urgentes que debemos hacer
para mejorar la salud de todos después del COVID-19

La pandemia del coronavirus no ha hecho más que agravar las desigualdades en el ámbito de la salud y el bienestar en muchas naciones y entre países.

Ante esta complicada situación, que afecta especialmente a los grupos que se enfrentan a la discriminación, la pobreza, la exclusión social y las condiciones adversas de vida y de trabajo, la Organización formuló cinco llamamientos para actuar urgentemente con el fin de mejorar la salud de todas las personas.

1. Acelerar el acceso equitativo a la tecnología relacionada con la COVID-19 entre países y en cada uno de ellos

El organismo destaca que, tras el rápido desarrollo y aprobación de las vacunas contra la enfermedad, el siguiente desafío es garantizar su acceso a todas las personas que las necesitan.

Para lograrlo destaca como “fundamental” el apoyo al mecanismo COVAX, la iniciativa global en la que participa la ONU y que trabaja con los gobiernos y las empresas farmacéuticas para garantizar que las vacunas contra el COVID-19 estén disponibles en todo el mundo, tanto para los países de ingresos altos como para los de ingresos bajos, que espera llegar durante los próximos días a cien países y economías.

2. Mayor inversión en atención primaria

Al menos la mitad de la población mundial sigue sin acceso a los servicios sanitarios esenciales; más de 800 millones de personas gastan al menos el 10% de sus ingresos familiares en atención sanitaria, y esos gastos conducen a la pobreza a casi 100 millones de personas cada año.

A medida que los países avanzan en el combate al coronavirus, será vital evitar recortes en el gasto público en salud y otros sectores sociales. Es probable que tales recortes aumenten las dificultades de los grupos ya desfavorecidos, debiliten el rendimiento del sistema sanitario, crezcan los riesgos para la salud, aumenten la presión fiscal en el futuro y socaven los logros del desarrollo.

En cambio, los gobiernos deberían cumplir el objetivo recomendado por la Organización de gastar un 1% adicional del PIB en atención primaria. Los datos de la Organización revelan que los sistemas de salud orientados hacia ese tipo de cuidado han producido sistemáticamente mejores resultados sanitarios, mayor equidad y eficiencia.

3. Priorizar la salud y la protección social

En muchos países, el COVID-19 ha causado graves repercusiones socioeconómicas superiores al impacto del virus en la salud pública, tales como la pérdida de puestos de trabajo, el aumento de la pobreza, problemas educativos y dificultades en la alimentación.

Algunos países ya han puesto en marcha planes de protección social para mitigar estos efectos negativos y han iniciado un diálogo sobre cómo seguir prestando apoyo a las comunidades y las personas en el futuro.

4. Construir comunidades seguras, sanas e inclusivas

La Organización destaca como elementos clave para todo el mundo el acceso a una vivienda saludable, en barrios seguros, con servicios educativos y recreativos adecuados, pero recuerda que el 80% de la población mundial vive en condiciones de extrema pobreza se encuentra en zonas rurales.

Actualmente, 8 de cada 10 personas que carecen de servicios básicos de agua potable viven en zonas rurales, al igual que 7 de cada 10 personas que carecen de servicios básicos de saneamiento.

5. Potenciar los sistemas de datos y la información sanitaria

Disponer de un mayor número de datos actualizados y de calidad clasificados por sexo, riqueza, educación, etnia, raza, género y lugar de residencia es clave para averiguar dónde existen desigualdades y abordarlas.

Una reciente evaluación mundial de la OMS muestra que sólo el 51% de los países han incluido el desglose de datos en sus informes de estadísticas sanitarias nacionales.

Fuente: ONU 06 de abril de 2021