Los trabajadores humanitarios son “héroes de carne y hueso”
que hacen cosas extraordinarias en tiempos extraordinarios
Este año, las exigencias depositadas en los trabajadores humanitarios son mayores que nunca”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, agradeciéndoles su respuesta a la crisis mundial provocada por el coronavirus y el enorme aumento de las necesidades generado por la pandemia.
Los trabajadores humanitarios continúan su labor pese a la emergencia sanitaria y pese a que el año pasado fue para ellos el más violento del que se tiene registro. Sufrieron 483 ataques, 125 murieron, 234 resultaron heridos y 124 fueron secuestrados.
En las emergencias, generalmente la primera respuesta surge de las propias comunidades necesitadas, que brindan comida, agua, primeros auxilios, protección y esperanza a los afectados por conflictos, desastres o enfermedades, muchas veces arriesgando sus vidas. Este año en particular, con las restricciones a la circulación de personas para frenar la propagación del coronavirus, se hace más notable esta reacción solidaria.
“Nuestro aplauso es para ellos: para esas personas que a menudo se encuentran ellas mismas en situación de necesidad, como los refugiados que ayudan a las comunidades de acogida, los trabajadores sanitarios locales que cuidan de los enfermos y vacunan a los niños y el personal humanitario que salva cuantos escollos encuentra en su camino para llevar alimentos, agua y medicinas a zonas de conflicto”, enfatizó António Guterres.
No obstante su bondad y altruismo, los trabajadores humanitarios son más sometidos que nunca a prueba al enfrentar restricciones de movimiento sin precedentes y recursos insuficientes para atender las necesidades que afligen a la gente desamparada.
Esos trabajadores “son los héroes anónimos de la respuesta a la pandemia” en un mundo donde la pérdida de empleo, educación, alimentos, agua y seguridad está llevando a millones de personas al borde del abismo.
Fuente: ONU 19 agosto de 2020