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SEMARNAT – Día Mundial de la Ecología

Día Mundial de la Ecología

  • Reducir nuestra huella ecológica, el mayor desafío de sociedades e individuos

    En el primer día de noviembre celebramos el Día Mundial de la Ecología que propicia recordarnos el deber de todo ser humano de aligerar su huella ecológica para vivir en armonía con el medio ambiente que le rodea.

    El término ecología lo acuñó en 1869 el biólogo alemán Ernst Haeckel (1834-1919), quien la definió como “el estudio de la interdependencia y la interacción entre los organismos vivos -animales y plantas- y su ambiente -seres inorgánicos-“, explica Luvia Milián Reyes en su Historia de la Ecología.

    Con el paso del tiempo, el concepto de ecología se ha extendido más allá de los seres vivos, pues su campo de estudio incluye la relación, la interacción y el “diálogo” que todos los seres (vivos o no) guardan entre sí y con todo lo que existe.

    La ecología representa un interés global, una cuestión de vida o muerte para la humanidad y para todo el planeta. Como lo plantea el reconocido científico Fritjof Capra en su libro La trama de la vida, “en las próximas décadas, la supervivencia de la humanidad dependerá de nuestra capacidad para comprender los principios básicos de la Ecología y vivir conforme a ellos”.

    Hoy, cuando el planeta vive la peor crisis climática de su historia, con una degradación medioambiental sin precedentes, sabemos que nuestro futuro como especie está ligado al equilibrio en la Tierra.

    En mayor o menor medida, cada ser humano altera drásticamente la vida del planeta al contaminar el aire, los ríos, los mares y la tierra; deforestar los bosques, cambiar el curso de las aguas y explotar los bosques, los mares, los acuíferos, así como depredar las especies de flora y fauna, lo que rompe el equilibrio ecológico, eleva las temperaturas, genera fenómenos atmosféricos violentos y desastres tales como sequías, ondas de calor, aumento del nivel del mar, derretimiento de glaciares, desertificación, huracanes e inundaciones, entre otros.

    Habrá, por tanto, que asumir la responsabilidad de reparar el daño producido a lo largo de siglos y de proteger lo más valioso que tenemos: nuestro hogar y el de nuestros hijos, la casa de todos que es el planeta.

    El mayor desafío que tenemos frente a nosotros es reducir nuestra huella ecológica, mitigar el impacto que causamos en la naturaleza con nuestra forma de producción, distribución y consumo de bienes y servicios en sociedades que crecen numéricamente a la par que sus necesidades de alimentos, vestido, techo y otros bienes cuya materia prima tomamos de los recursos naturales que son finitos.

    Fritjof Capra propone: “Restablecer la conexión con la trama de la vida (que) significa reconstruir y mantener comunidades sostenibles en las que podamos satisfacer nuestras necesidades y aspiraciones sin mermar las oportunidades de generaciones venideras”.

    Para esta tarea, dice, podemos aprender mucho de los ecosistemas, verdaderas comunidades sostenibles de plantas, animales y microorganismos. Para comprenderlos, debemos entender primero los principios básicos de la ecología; debemos, por así decir, alfabetizarnos ecológicamente.

    Fuente: SEMARNAT 01 de noviembre de 2021