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BANCO MUNDIAL – Cinco tendencias en la lucha contra la pobreza extrema en América Latina y el Caribe

 

 

 

El fin de la pobreza extrema en el mundo tiene un plazo: 2030. Al menos, esa es la fecha que ha fijado la principal organización global que la combate, el Banco Mundial. La institución reconoce que lograr ese objetivo en estos 15 años será difícil, pero no imposible, a pesar de la desaceleración económica global, el fin de la bonanza de los commodities y la salida de capitales de los mercados emergentes.

 

Las razones para el optimismo están en el hecho de que se espera que este año, a nivel global, el porcentaje de personas viviendo en pobreza extrema llegue a menos de 10%. Es decir, personas con ingresos inferiores a US$1,90 por día, según la línea global de pobreza ajustada recientemente por el Banco Mundial. Este descenso, aseguran, es consecuencia de un esfuerzo sostenido de más de un cuarto de siglo de políticas para la reducción de la pobreza.

 

 

Cinco tendencias

En América Latina y el Caribe, el Banco Mundial considera que una persona con ingresos inferiores a US$2,50 al día está en pobreza extrema. El porcentaje de personas en esa situación en esta región bajó del 12,2% en 2012 al 11,5% en 2013, según los datos que maneja la institución.

 

El esfuerzo de poner fin a la pobreza extrema en nuestra región en un plazo de 15 años va a estar dominado por estas cinco tendencias:

 

 

1 . La tasa de la pobreza extrema cayó a la mitad en 10 años. Los latinoamericanos y caribeños viviendo en pobreza extrema pasaron de representar el 24,1% de la población en 2003 hasta 11,5% en 2013, de acuerdo con el estudio citado anteriormente. En Haití, uno de los países con más pobreza en la región, también se logró que la pobreza extrema -que las autoridades haitianas establecen en US$1,23 por día- se redujo del 31% al 24% entre 2000 y 2012. En este video (ing) se pueden ver los obstáculos que ha superado y los retos que tienen enfrente esta pequeña nación.

 

2. Un poco más de la mitad de los que vivían con menos de 4 dólares por día en 2004   escaparon de la pobreza entre ese año y 2012. Sin embargo, uno de cada cinco latinoamericano no lo pudo lograr. Son los llamados pobres crónicos. “Son unos 130 millones de latinoamericanos en total que no se han beneficiado para nada del impresionante desarrollo de la región en la última década”, dice Ana Revenga, directora de la Unidad de Reducción de la Pobreza del Banco Mundial.

 

 

3. La desigualdad de ingresos disminuyó en la década de los 2000 durante el auge de las materias primas.Desde 2010, la desigualdad se ve estancada en la región, según un estudio del Banco Mundial. “No siempre es necesario desarrollar grandes y costosos programas nuevos: podemos integrar el análisis del comportamiento a los programas existentes”, dice Ana Revenga, “haciendo modificaciones pequeñas y económicas que pueden ayudarnos a alcanzar a aquellas personas olvidadas por los programas tradicionales”.

 

 

4. Por primera vez en la historia, hay más personas en la clase media que en la pobreza.Casi 100 millones de personas han escalado posiciones sociales y económicas entre 2003 y 2013 en América Latina para convertirse en miembros de la clase media. Este crecimiento tiene que ver con la dinámica de crecimiento y de la generación de empleos, explica Augusto de la Torre, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Eso se refleja en cambios importantes en la vida cotidiana de la gente.

 

  5. La actual desaceleración pone en peligro las ganancias sociales de América Latina y el Caribe. Se espera que la región tenga un crecimiento del 0 % para 2015, lo cual sería el cuarto año consecutivo en el que estaría registrando un desempeño inferior a lo pronosticado, según el más reciente informe del Banco Mundial sobre expectativas para la región. Si bien la tasa de desempleo no ha aumentado de manera apreciable, la generación del empleo se está estancando, la calidad del empleo se ha deteriorado y la tasa de participación laboral ha caído, explica el informe.

 

 

 

 

 

Fuente: BANCO MUNDIAL 15.Octubre.2015