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CEPAL – La Organización Meteorológica Mundial presenta el informe El estado del clima en América Latina y el Caribe

La Organización Meteorológica Mundial presenta el
informe El estado del clima en América Latina y el Caribe

  • La megasequía, el deshielo de los glaciares, las precipitaciones extremas y la deforestación acarrean graves efectos.

    En el informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) titulado El estado del clima en América Latina y el Caribe 2021 se ponen de manifiesto sus profundas repercusiones en los ecosistemas, la seguridad alimentaria e hídrica, la salud de las personas y la lucha contra la pobreza.

    Las tasas de deforestación fueron las más elevadas desde 2009, y ello no solo perjudicó al medioambiente, sino que además socavó las iniciativas de mitigación del cambio climático. Los glaciares andinos han perdido más del 30 % de su superficie en menos de 50 años. Y la “megasequía” que azota la zona central de Chile es la más pertinaz del último milenio.

    Conclusiones principales:

  • Temperatura: La tendencia al calentamiento en América Latina y el Caribe continuó en 2021. La tasa media de aumento de las temperaturas fue de aproximadamente 0,2 °C por década entre 1991 y 2021, frente a los 0,1 °C por década registrados entre 1961 y 1990.

  • La temporada de huracanes del Atlántico de 2021 fue la tercera más activa de la que se tiene constancia en esa cuenca, al haberse registrado 21 tormentas con nombre (incluidos siete huracanes), y fue la sexta temporada consecutiva de huracanes en el Atlántico por encima de lo normal. Algunas de estas tormentas afectaron directamente a la región.

  • La deforestación en la pluviselva amazónica brasileña se duplicó con respecto al promedio de 2009-2018 y alcanzó su nivel más alto desde 2009. En 2021 se perdió un 22 % más de superficie forestal que en 2020.

  • Un total de 7,7 millones de personas en Guatemala, El Salvador y Nicaragua experimentaron altos niveles de inseguridad alimentaria en 2021, a lo que contribuyeron factores como el efecto continuado de los huracanes Eta e Iota de finales de 2020 y las repercusiones económicas de la pandemia de COVID-19.

  • América del Sur es una de las regiones con mayor necesidad documentada de reforzar los sistemas de alerta temprana. Los sistemas de alerta temprana de peligros múltiples son instrumentos fundamentales para lograr una adaptación eficaz en zonas expuestas a los fenómenos meteorológicos, hidrológicos y climáticos extremos.

    En el Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se muestra el modo en que la configuración de las precipitaciones está cambiando, las temperaturas están aumentando y algunas zonas están experimentando cambios en la frecuencia y la gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, como las lluvias fuertes.

    La salud y el bienestar de las personas se verán afectados negativamente, al igual que los ecosistemas naturales. Las condiciones de sequía probablemente se intensificarán en la Amazonia, el noreste del Brasil, América Central, el Caribe y algunas partes de México, mientras que los efectos de los huracanes podrían aumentar en América Central y el Caribe. El cambio climático está amenazando sistemas vitales de la región, como los glaciares de los Andes, los arrecifes de coral de América Central o la selva amazónica, cuya situación está cerca de ser crítica y corren el riesgo de presentar daños irreversibles.

    Además de los impactos de la pandemia de COVID-19, en la región de América Latina y el Caribe se produjeron 175 desastres durante el período 2020-2022, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR). De ellos, el 88 % se debieron a causas meteorológicas, climatológicas o hidrológicas. Esos peligros fueron la causa del 40 % de las muertes registradas debidas a desastres y del 71 % de las pérdidas económicas.

    Para reducir los efectos adversos de los desastres de índole climática, apoyar las decisiones en materia de gestión de recursos y propiciar la mejora de los resultados, se necesitan servicios climáticos, sistemas de alerta temprana de extremo a extremo e inversiones sostenibles, pero todavía no se han desplegado adecuadamente en la región de América Latina y el Caribe.

    Es de vital importancia reforzar la cadena de valor de los servicios climáticos en todos sus eslabones, incluidos los sistemas de observación, los datos y su gestión, la mejora de los pronósticos, el fortalecimiento de los servicios meteorológicos, los escenarios climáticos, las proyecciones y los sistemas de información climática.

    Fuente: CEPAL 22 de junio de 2022