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Día Mundial contra Desertificación, hoy

El 17 de junio se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, fecha en que se conmemora la creación de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), surgida en 1994 para enfrentar el deterioro ambiental en el mundo (particularmente el referido a la degradación de tierras, sequía y desertificación) como resultado de las negociaciones de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil) dos años antes.
El objetivo primordial de esta conmemoración, es reconocer la importancia de prevenir y evitar que los ecosistemas naturales pierdan sus propiedades biológicas y físicas, ocasionados por las actividades humanas como son: las inadecuadas prácticas de cultivos agrícolas, la degradación de la cubierta vegetal (dando lugar a modificaciones del ciclo hidrológico y a la pérdida de la capa de suelo), así como las ocasionadas por el mismo cambio climático.
La desertificación fue considerada por la ONU (1994), como el problema más grave que vive la humanidad y que afecta al medio ambiente y su desarrollo. Su avance produce sequía y empobrecimiento en todo el mundo. Sus efectos más agudos se observan en los países pobres, donde la interrelación de los procesos socioeconómicos y biofísicos, afecta de manera negativa tanto a los recursos de la tierra como al bienestar humano.
La desertificación es el proceso de degradación de los ecosistemas de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, dada por condiciones climáticas (aridificación) y actividades antrópicas.

REGIONES DESÉRTICAS EN MÉXICO

Los desiertos son definidos como aquellas zonas donde la evaporación excede a la precipitación pluvial, en donde las variaciones de temperatura entre el día y la noche son extremas. Se encuentran localizados principalmente en el trópico de Cáncer y el de Capricornio.

Podemos encontrar tres tipos de desiertos: los semidesiertos (con una precipitación entre 150 a 400 mm al año), los desiertos verdaderos (con una precipitación menor a los 150 mm y mayor de 70 mm al año) y los desiertos extremos (lluvia inferior a 70 mm al año).

Entre los factores que influyen para el asentamiento de un desierto se encuentran las áreas de alta presión las cuales desvían los vientos húmedos hacia el este, provocando la presencia de los desiertos circundantes esto sucede en la Costa de la Península de Baja California.

Las montañas desempeñan también un importante papel ya que los vientos húmedos ascienden unos cientos de metros antes de dejar caer la lluvia, lo que ocurre a un lado de la montaña. Los vientos ya secos continúan ascendiendo y cuando pasan al otro lado de las altas cordilleras, van secos y, en vez de dejar humedad a su paso, la recogen. Así, podemos ver zonas húmedas y fértiles de un lado de la montaña y zonas áridas y secas del otro lado.

La lluvia, cuando llega, produce una cantidad de agua que es incapaz de filtrarse rápidamente y se forman torrentes que arrastran violentamente el suelo arenoso y la vegetación que se puede encontrar en él. Así, el suelo se erosiona con facilidad por el agua y, al no tener una cubierta vegetal que lo proteja, por el viento.

Cerca del 40% de la superficie en México es desértica o semidesértica, y se presenta en la mayor parte del territorio de la península de Baja California, casi la mitad de la superficie de Chihuahua, así como en grandes extensiones de la planicie costera de los estados de Sonora y Sinaloa y las montañas bajas de Sonora, casi la totalidad del estado de Coahuila y Nuevo León, parte de Tamaulipas, la mayor parte de los estados de Zacatecas, San Luís Potosí, la región noreste de Guanajuato, Aguascalientes y gran parte de Querétaro, así como los estados de Hidalgo, Puebla y una pequeña parte de Oaxaca.

Observándose, en estas regiones predominantemente los climas seco y semiseco

La fauna y flora del desierto han desarrollado interesantes y complejos sistemas de adaptación para sobrevivir en esas condiciones.

Entre la flora encontramos plantas xerófilas (cactáceas, mezquites, palo fierro, rodadora, guamis, palo verde y joroba), bosque de pinos, abetos, cedro blanco, encinos, mezquites (lechuguilla gobernadora guayule y ocotillo); planicies de pastizales (espadaña, caña vaquera, zacates, avena y cebadilla).

La fauna la componen una variedad de reptiles (culebra, camaleón, iguana; tortuga terrestre; víbora de cascabel); roedores (rata, conejo, liebre, ardilla); aves (zopilote, tecolote, gavilán, halcón, guajolote silvestre, águila real, pato, ganso, codorniz y paloma); mamíferos (gato montés, jabalí, leopardo, puma, coyote, perro de la pradera, puerco espín, zorra del desierto); insectos (tarántula); artiodáctilos (venado, berrendo, borrego cimarrón) entre otros.

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Fuente: INEGI, 17/06/2011