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OIT – ¿Quiénes son las mujeres en movimiento? Un retrato de las trabajadoras migrantes

¿Quiénes son las mujeres en movimiento?
Un retrato de las trabajadoras migrantes

  • La migración internacional de las mujeres, ya sea junto con su familia o por su cuenta, es un fenómeno cada vez más importante y complejo, pero sigue sin estar suficientemente documentado debido a la falta de datos. Los nuevos datos del ILOSTAT ofrecen algunas ideas sobre el perfil de las mujeres que buscan trabajo y mejores oportunidades en el extranjero.

    En 2017, las mujeres representaban el 42% de los 164 millones de trabajadores migrantes en todo el mundo. Los datos del ILOSTAT muestran que la proporción de mujeres en la población migrante en edad de trabajar aumentó en el último decenio en 24 de los 63 países para los que se dispone de series cronológicas, observándose un crecimiento particularmente importante en Azerbaiyán, Bulgaria, Indonesia y Viet Nam. En la mayoría de los países europeos, la proporción de mujeres migrantes se mantuvo constantemente alta durante ese período.

    La proporción de mujeres migrantes en edad de trabajar con un nivel de educación avanzado (terciario y superior) aumentó entre 2009 y 2019 en 25 de los 40 países sobre los que se dispone de datos. Esta tendencia se ha observado en muchos de los países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) desde el decenio de 2000: tiene que ver en parte con el progreso mundial en el nivel de educación de las niñas y las mujeres, y en parte con la creciente demanda de mano de obra calificada en sectores con una fuerza de trabajo predominantemente femenina, como la salud y la atención social. En más de la mitad de los países de altos ingresos sobre los que se dispone de datos, el número de mujeres migrantes altamente calificadas en edad de trabajar supera al de sus homólogos masculinos.

    Si bien la proporción de mujeres en ocupación suele ser inferior a la de los hombres en general, la diferencia entre los sexos en ocupación tiende a ser mayor entre los migrantes. En general, las mujeres migrantes tienen menos probabilidades de estar empleadas que los hombres migrantes, siendo el promedio respectivo de las proporciones de ocupación -con respecto a la población del 75% y el 85% para los 124 países sobre los que se dispone de datos. La diferencia entre las dos proporciones es mayor en los países de ingresos altos y medianos altos. En los países de ingresos bajos y medianos bajos, el porcentaje de mujeres migrantes empleadas tiende a ser más cercano al de sus homólogos masculinos.

    Las mujeres migrantes también están en desventaja en cuanto a la calidad de los empleos que obtienen. En la gran mayoría de los países, es más probable que se dediquen a ocupaciones elementales que los hombres migrantes. Esta conclusión coincide con estudios anteriores que muestran la alta prevalencia de trabajadoras migratorias en sectores de servicios poco calificados, como los servicios domésticos, de limpieza y servicios menores conexos, especialmente en los países de altos ingresos. En Francia y Grecia, el 24% y el 34% de las trabajadoras migratorias, respectivamente, estaban empleadas como limpiadoras o ayudantes en 2016. En Chile, el 34% de las mujeres migrantes con educación secundaria superior o superior estaban en ocupaciones elementales en 2018, en comparación con el 22% de sus homólogos masculinos y solo el 15% de las mujeres no migrantes con el mismo nivel de educación. Se necesitaría un análisis a fondo para confirmar esta pauta en otros países y también para estudiar las causas del desajuste más importante entre la educación y la ocupación de las mujeres migrantes.

    En general, la diferencia de remuneración entre los géneros de los migrantes es mayor en los países de bajos ingresos, donde la desigualdad salarial en la población general es mayor, y tiende a reducirse con el aumento del nivel de ingresos de los países. En los países de altos ingresos, los migrantes también se enfrentan a una mayor penalización salarial y ganan mucho menos que los no migrantes en promedio. La desventaja salarial a que hacen frente los migrantes, incluidos los hombres, en esos países puede explicar la reducción de las diferencias salariales entre los géneros que se observa entre los migrantes, en lugar de la mejor remuneración que reciben las trabajadoras migratorias.

    En general, las trabajadoras migratorias se enfrentan a un reto de duelo, ya que se encuentran en la intersección de dos grupos -mujeres y migrantes- que suelen estar marginados y sujetos a diversas barreras del mercado laboral. Las crisis como la pandemia de COVID-19 no pueden sino exacerbar su vulnerabilidad. Los datos precisos desglosados por sexo y el análisis a fondo de la migración laboral internacional, teniendo en cuenta los efectos de la pandemia actual cuando sea posible, son más necesarios que nunca para ayudar a elaborar políticas eficaces que aborden las necesidades específicas de las trabajadoras migratorias y les permitan acceder a un trabajo decente, a la igualdad de remuneración y a un trato justo en sus países de destino.

    Fuente: OIT 18 de diciembre de 2020