Palabras del Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, en la inauguración de la Semana Nacional de la Educación Financiera 2011.
30 de septiembre de 2011
Cada vez más y con mayor intensidad diversos bancos centrales en el mundo se han involucrado en actividades orientadas a la educación financiera. El Banco de México no es la excepción, aun cuando por sí misma la educación financiera no se encuentra entre las finalidades que le marca la ley, ni sea parte de sus funciones sustantivas. El Banco de México lo hace, al igual que muchos otros bancos centrales, porque una mayor y mejor educación financiera incide de forma decisiva, y desde luego para bien, en el cumplimiento de sus mandatos constitucionales y de sus funciones.
Primero, una mejor y cada vez más generalizada educación financiera contribuye a que la población comprenda con mayor claridad los beneficios de la estabilidad de precios, que es el objetivo prioritario del Banco Central. Y ese mejor entendimiento de los males que acarrea la inflación facilita que las decisiones de política monetaria que toma la Junta de Gobierno del Banco de México consigan con mayor eficacia sus objetivos. Por supuesto, en contraparte el Banco Central debe hacer el mayor de los esfuerzos para comunicar con claridad, oportunidad y transparencia estas decisiones y los argumentos en que se fundan. Por ello, el Banco de México se ha propuesto en los últimos años romper la tradición de hermetismo que solía caracterizar, en prácticamente todo el mundo, a los bancos centrales. Hoy, por ejemplo, somos uno de los pocos bancos centrales en el mundo que divulgamos el contenido de las minutas de la Junta de Gobierno relativas a las decisiones de política monetaria, haciendo públicas las razones, los argumentos, los datos y las diferencias de opinión, al interior de la propia Junta, que preceden la decisión y le dan sustento. Ese esfuerzo constante de comunicación sin duda contribuye y refuerza la educación financiera.
Fuente: Banxico, 30 de septiembre de 2011.