
Se proyecta que una sequía promedio en 2035 costará al menos un 35 % más que en la actualidad, según un nuevo informe de la OCDE.
El informe Perspectivas Mundiales de la Sequía de la OCDE: Tendencias, Impactos y Políticas para Adaptarse a un Mundo Más Seco revela que el cambio climático está agravando la gravedad de las sequías, y que el 40 % del planeta ha experimentado sequías más frecuentes e intensas en las últimas décadas. La acción inmediata y coordinada de los organismos gubernamentales para anticipar, prevenir y adaptarse a la evolución del riesgo de sequía podría ayudar a limitar las pérdidas y los daños, a la vez que mejora la capacidad de las comunidades y las economías para resistir y recuperarse de la sequía.
Las sequías causan pérdidas de productividad mucho más allá de la agricultura, afectando al comercio, la industria y la producción energética. El análisis de la OCDE sobre las tendencias observadas y proyectadas en la incidencia de sequías muestra la magnitud de las consecuencias no solo económicas, sino también ambientales y sociales. Desde 1980, el 37 % de la superficie terrestre mundial ha experimentado una pérdida significativa de humedad. Además, el 62 % de los acuíferos monitoreados, que abastecen más del 75 % de las extracciones mundiales, muestran niveles de agua subterránea en descenso desde el año 2000. El coste humano de la sequía es igualmente grave, ya que contribuye a las muertes relacionadas con desastres y agrava la pobreza, la desigualdad y el desplazamiento.
La Perspectiva destaca que un enfoque proactivo de adaptación no solo mitigaría los efectos negativos de la sequía en las comunidades, sino que también mejoraría la resiliencia y el rendimiento económico. Identifica las causas subyacentes y los impactos de la sequía y analiza cómo determinadas políticas y medidas pueden mejorar la resiliencia y apoyar la adaptación en un mundo más seco.
Se necesita una adopción más amplia de las soluciones existentes para lograr un impacto sistémico. Las innovaciones en el uso del agua, como el reciclaje y la recolección de agua, pueden reducir significativamente la extracción de agua por parte de la industria y la manufactura. El cultivo de cultivos resistentes a la sequía puede impulsarse mediante incentivos y la armonización de las medidas regulatorias, y sistemas de riego más eficientes podrían reducir significativamente el consumo global de agua. El uso sostenible de la tierra y la gestión de los ecosistemas también desempeñan un papel fundamental en el fortalecimiento de la resiliencia natural a la sequía y la protección de los servicios ecosistémicos esenciales relacionados con el agua.