
A la gastronomía a veces se la denomina el arte de preparar una buena comida. También puede hacer referencia a un estilo de cocina de una determinada región. Pero suele definirse como los alimentos y la cocina de un lugar. La sostenibilidad implica realizar una actividad sin desperdiciar nuestros recursos naturales y poder continuarla en el futuro sin perjudicar al medio ambiente o a la salud.
Por lo tanto, la gastronomía sostenible es sinónimo de una cocina que tiene en cuenta el origen de los ingredientes, cómo se cultivan y cómo llegan a nuestros mercados y, finalmente, a nuestros platos.
Consumir alimentos locales que se han producido de manera sostenible supone una gran diferencia para los medios de subsistencia de los agricultores, para el medio ambiente y para la economía en general. En el año 2050 habrá que alimentar a más de 9 000 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, una tercera parte de todos los alimentos que producimos se pierden o se desperdician. Hoy en día utilizamos nuestros océanos, bosques y suelos generalmente de forma no sostenible. Como productores debemos ser más cuidadosos con la utilización de nuestros recursos naturales, y como consumidores tenemos que ser más meticulosos a la hora de elegir nuestra comida.
Cuidar nuestros productos y mercados locales significa ayudar a preservar nuestras raíces culinarias: los cultivos, las recetas y las culturas tradicionales. Significa que somos conscientes de los recursos que se han utilizado para cultivar aquellos alimentos que nos gustan y que estamos contribuyendo a mantener las tradiciones culinarias. Cuando eliges consumir alimentos cultivados localmente y productos de temporada, contribuyes a cambiar los hábitos de compra de las empresas locales, como restaurantes y hoteles, y ayudas a los pescadores y los agricultores de la zona. También puedes ampliar tu dieta para incluir otros cultivos tradicionales y locales, como la quinua o el nopal, repletos de vitaminas y minerales.
Como ayudar a los productos y mercados locales:
1.- Ayuda a tus agricultores
2.- Prueba los productos locales en tus viajes
3.- ¡Mantén vivas las tradiciones culinarias!
4.- No desperdicies alimentos