Las MIPYMES no son simplemente motores de crecimiento, también son catalizadoras de justicia social. Al generar empleo para casi 2.300 millones de personas, particularmente para mujeres, jóvenes y comunidades marginadas a menudo excluidas de las estructuras económicas formales, las MIPYMES son cruciales para promover el crecimiento inclusivo, el empleo productivo y el trabajo decente.
A pesar de su papel vital y sus perspectivas, las MIPYMES enfrentan barreras persistentes. A nivel mundial, más de la mitad de las solicitudes de financiación de las MIPYMES no se satisfacen, en marcado contraste con solo el 7 % en el caso de las grandes empresas. En las economías emergentes, el 70 % de las MIPYMES carecen de financiamiento asequible, lo que limita su potencial de crecimiento.
La brecha digital, la escasez de capital humano calificado y las malas condiciones laborales a una brecha de productividad de casi el 70 % en comparación con las grandes empresas, lo que las hace más vulnerables en tiempos de crisis.
Las MIPYMES son fundamentales para la justicia social. Su competitividad y sostenibilidad deben ir de la mano con el trabajo decente y el respeto a los principios y derechos fundamentales en el trabajo. Hacemos un llamado a:
Un diálogo social más fuerte para desarrollar políticas inclusivas para las MIPYMES,
Apoyo adaptado para formalizar empresas y ampliar las protecciones sostenibles,
Inversiones en habilidades, innovación y acceso digital,
Y estrategias de financiamiento que hagan el capital más accesible para las pequeñas empresas, especialmente aquellas lideradas por mujeres, jóvenes y grupos desfavorecidos.
En este Día de las MIPYMES, comprometámonos con una acción audaz y coordinada que sitúe a las MIPYMES en el centro del financiamiento para el desarrollo.