
La deuda pública mundial alcanzó un máximo histórico de 102 billones de dólares en 2024. Aunque la deuda pública en los países en desarrollo representó menos de un tercio del total (31 billones de dólares), ha crecido el doble de rápido que en las economías desarrolladas desde 2010.
Existe un marcado contraste entre las regiones en desarrollo. Asia y Oceanía concentran el 24% de la deuda pública mundial, seguidas de América Latina y el Caribe (5%) y África (2%). La carga de esta deuda varía significativamente según el precio y el vencimiento de la financiación a la que tienen acceso los países, y se ve agravada por la desigualdad arraigada en la arquitectura financiera internacional.
Los países en desarrollo se enfrentan ahora a un coste elevado y creciente de la deuda pública externa. El servicio de la deuda pública externa alcanzó los 487 000 millones de dólares en 2023. La mitad de los países en desarrollo destinaban al menos el 6,5 % de sus ingresos por exportaciones al servicio de la deuda pública externa.
Esta dinámica se debe, en gran medida, a los elevados costos de financiación, que incrementan los recursos necesarios para pagar a los acreedores, lo que dificulta que los países en desarrollo financien inversiones. Desde 2020, las regiones en desarrollo se han endeudado a tasas entre dos y cuatro veces superiores a las de Estados Unidos.
Además, los países en desarrollo experimentaron una salida neta de recursos por segundo año consecutivo. En 2023, pagaron 25 000 millones de dólares más a sus acreedores externos en concepto de servicio de la deuda de lo que recibieron en nuevos desembolsos, lo que resultó en una transferencia neta de recursos negativa.
El impacto de estas tendencias en el desarrollo es una preocupación importante, ya que las personas pagan las consecuencias. La persistencia de tasas de interés altas, las débiles perspectivas económicas mundiales y la creciente incertidumbre están teniendo un impacto directo en los presupuestos públicos. Los pagos netos de intereses de la deuda pública de los países en desarrollo alcanzaron los 921 000 millones de dólares en 2024, un aumento del 10 % en comparación con 2023. Del mismo modo, un récord de 61 países en desarrollo asignaron el 10 % o más de sus ingresos públicos al pago de intereses.