
Los tambores metálicos son mucho más que música para emocionar. Detrás de ellos hay historia, cultura y nuevas oportunidades. Se trata del único instrumento nuevo inventado en el siglo XX que representa la música no solo de su lugar de origen, Trinidad y Tabago, sino de todo el Caribe, y cuya historia es un ejemplo de innovación y resiliencia de la población afrodescendiente de la región.
En 1945 se desarrolló el primer tambor metálico capaz de reproducir catorce notas musicales usando un bidón de aceite de 55 galones. Sus tonalidades se crearon estudiando los aspectos físicos del metal con experimentos de prueba y error y un buen oído musical.
Los tambores metálicos son un auténtico emblema de la cultura trinitense y un símbolo de la música caribeña con un gran prestigio internacional, fusionándose así con otras culturas y otros géneros musicales como el reggae, el jazz y hasta la música clásica. Sin duda los tambores metálicos han contribuido en la consecución de un mundo mejor y más sostenible para las regiones caribeñas y la cultura global, siguiendo el espíritu defendido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Su ejemplo de inclusión, desarrollo y enriquecimiento intercultural y creatividad no tienen precedentes.
Es por ello que las Naciones Unidas decidieron proclamar el 11 de agosto como Día Mundial de los Tambores Metálicos para celebrar el poder de este instrumento, a la vez que a animar al mundo a encumbrar su reconocimiento a ritmo del tambor.