
Se prevé que la reducción de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) destinada a la educación alcance los 3.200 millones de dólares, y que cerca del 80% de los recortes provenga solamente de tres gobiernos donantes. Ese descenso conllevaría una caída de la financiación del 24% con respecto a 2023, y elevaría el número de niños y niñas desescolarizados en todo el mundo de 272 millones a 278 millones, lo que equivale a vaciar todas las escuelas primarias de Alemania e Italia juntas.
Si bien es probable que se produzcan importantes retrocesos en todas las regiones, el análisis de UNICEF muestra que las peores consecuencias podrían observarse en África Central y Occidental, donde 1,9 millones de niños y niñas corren el riesgo de quedar desescolarizados. En la región de Oriente Medio y Norte de África, el número de niños y niñas sin escolarizar podría aumentar en 1,4 millones.
A escala mundial, se prevé que las consecuencias de los recortes afecten más a la etapa de educación primaria, que perderá la tercera parte de su financiación. Esto agravará la crisis del aprendizaje y provocará que los niños y niñas perjudicados puedan llegar a perder hasta 164.000 millones de dólares de ingresos a lo largo de su vida.
Algunos servicios esenciales como los programas de alimentación escolar, que en ocasiones ofrecen a los niños y niñas la única comida nutritiva del día, podrían ver su financiación reducida a más de la mitad, y también se prevé un descenso significativo del apoyo a la educación de las niñas.
UNICEF insta a los países donantes y aliados a actuar ahora para proteger la educación con medidas que permitan:
Redistribuir la asistencia destinada a la educación de una manera más equitativa y eficaz, dirigiendo un mínimo del 50% a los países menos adelantados;
salvaguardar la financiación dedicada a la educación en los contextos humanitarios y considerar la educación una intervención prioritaria y esencial junto a otros servicios fundamentales;
centrar la asistencia para la educación en el aprendizaje básico, principalmente en la educación preescolar y primaria, donde se obtiene un mayor rendimiento de la inversión;
simplificar el sistema de financiación mundial, en línea con la Iniciativa ONU80 para mejorar la eficiencia;
ampliar los métodos de financiación innovadores sin sustituir la financiación básica destinada a la educación.