
El café mexicano es mucho más que un grano, es un producto clave en el comercio exterior que genera ingresos significativos para México y que refleja la calidad y la tradición de nuestro campo. Gracias a su prestigio, nuestro café se consume en distintos rincones del mundo, consolidando a nuestro país como un proveedor confiable y de excelencia.
De acuerdo con el Panorama Agroalimentario 2018-2024, la producción nacional de café alcanzó 1,058,862 toneladas en 2023. Los principales estados productores fueron Chiapas, Veracruz, Puebla, Oaxaca y Guerrero, regiones donde el café es parte esencial de la vida económica y cultural.
Actualmente, México ocupa el 13° lugar mundial en producción de café. Nuestro principal destino de exportación es Estados Unidos, aunque también enviamos café cereza a países como Bélgica, Canadá, Alemania, Reino Unido, Japón y Corea del Sur, entre otros.
El café llegó a México en el siglo XVIII y, aunque en un inicio no era tan popular como el chocolate, pronto encontró su lugar en la mesa mexicana. La primera cafetería se inauguró en la Ciudad de México en el siglo XIX y, desde entonces, este grano se ha convertido en un compañero inseparable de nuestro desayuno. Detrás de cada taza existe una riqueza cultural heredada de los pueblos originarios, que fueron los primeros en cultivar café en México con técnicas tradicionales como la producción bajo sombra. Esta práctica, además de preservar el sabor y la calidad, protege el medio ambiente y la biodiversidad.