
Los resultados muestran que la región está acelerando la adopción de la inteligencia artificial, superando incluso lo esperable de acuerdo con su peso digital. Según estimaciones de la CEPAL, América Latina y el Caribe concentra el 14% de las visitas globales a soluciones de IA, frente al 11% de su participación en usuarios de Internet. No obstante, esta tendencia se da en un contexto de marcados contrastes a nivel regional.
El ILIA agrupa a los países en tres categorías, según su grado de madurez: pioneros, adoptantes y exploradores. Mientras Chile, Brasil y Uruguay se consolidan como pioneros, con más de 60 puntos en el índice, ocho países adoptantes —entre ellos Colombia, Ecuador, Costa Rica y República Dominicana— se ubican en un nivel intermedio, logrando reducir distancias con los líderes, gracias a mejoras en conectividad, talento y estrategias nacionales. Por otra parte, más de un tercio de los países estudiados se mantienen en la categoría de exploradores, con ecosistemas aún incipientes y capacidades limitadas.
El estudio subraya que la región enfrenta brechas estructurales importantes en talento, inversión y gobernanza. En particular, con respecto al talento humano, la formación avanzada sigue siendo insuficiente y concentrada en un número reducido de países. Se observa, además, un ensanchamiento de la brecha en talento en materia de IA respecto del promedio mundial desde 2022, lo que se asocia con una fuga acelerada de especialistas.
En el ámbito de la inversión, América Latina y el Caribe representa el 6,6% del PIB mundial, pero recibe apenas el 1,12% de la inversión global en IA, lo que restringe las posibilidades de escalar iniciativas productivas, tecnológicas e innovadoras en la región, consigna el reporte elaborado con el apoyo del proyecto Alianza Digital Unión Europea- América Latina y el Caribe (UE–ALC) y de diversas organizaciones académicas, públicas y privadas.
El informe advierte que, aunque un número creciente de países ha desarrollado estrategias nacionales de inteligencia artificial, la mayoría carece de financiamiento, mecanismos de implementación y sistemas de evaluación de impacto, lo que reduce la efectividad de las políticas. A esto se suma la ausencia de enfoques ambientales y de equidad de género en la mayoría de las políticas, pese a su relevancia para un desarrollo sostenible e inclusivo. Asimismo, estas políticas suelen enfocarse en aspectos regulatorios y no en la consolidación de un ecosistema tecnológico para la productividad y el bienestar.
En síntesis, la adopción de la inteligencia artificial en la región se concentra en un número reducido de países y se orienta principalmente al consumo de soluciones listas para el usuario final, caracterizadas por bajos requerimientos técnicos. No obstante, el creciente interés por este tipo de herramientas abre una oportunidad para democratizar la innovación y fortalecer la productividad, ya que la IA puede generar beneficios significativos en economías de distinta escala y estructura, siempre que cuenten con entornos favorables para la innovación y el emprendimiento.