
El aumento del coste asociado a los desastres refleja el creciente impacto del cambio climático y las malas decisiones de desarrollo. A nivel mundial, los países se enfrentan a fenómenos naturales cada vez más graves, impulsados por fenómenos meteorológicos extremos y una planificación que ignora los riesgos.
Los desastres son cada vez más caros. Aunque los costes directos de los desastres han aumentado hasta aproximadamente 202.000 millones de dólares anuales, se estima que el coste real es 11 veces superior, casi 2,3 billones de dólares. Los países en desarrollo se llevan la peor parte, aunque los países desarrollados sufren grandes pérdidas financieras.
A pesar de ello, la inversión en la reducción del riesgo de desastres (RRD) sigue siendo escasa. Menos del 1% de los presupuestos públicos se destina a la RRD y solo el 2% de los proyectos de Ayuda Oficial al Desarrollo incluyeron la RRD entre sus objetivos. Dentro del sector humanitario, la cantidad de fondos para la prevención y preparación ante desastres también ha disminuido.
Un problema importante es que las estrategias económicas, tanto públicas como privadas, suelen ignorar estos riesgos. El sector privado, que controla el 75% de las inversiones, suele pasar por alto las amenazas climáticas, lo que aumenta la vulnerabilidad y las posibles pérdidas. Para abordar esto, las estrategias nacionales deben integrar la RRD y la adaptación climática y los gobiernos deben empoderar al sector privado con regulaciones, datos sobre riesgos e incentivos para promover inversiones resilientes.
El Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres de 2025 insta a aumentar la financiación para la RRD en los presupuestos públicos y la ayuda internacional; y a garantizar que todas las inversiones públicas en desarrollo y del sector privado se basen en el riesgo y sean resilientes.