PNUD presenta el informe "Penurias simultáneas: pobreza y amenazas climáticas"

 

Casi 8 de cada 10 personas que viven en situación de pobreza multidimensional (887 millones de los 1.100 millones que hay en el mundo) están directamente expuestas a amenazas climáticas como las temperaturas elevadas, las inundaciones, las sequías o la contaminación atmosférica, según un nuevo informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Oxford Poverty and Human Initiative (OPHI) de la Universidad de Oxford.

 

El informe sobre el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) global de 2025, titulado Penurias simultáneas: pobreza y amenazas climáticas, presenta nuevos datos que indican que la crisis climática está reconfigurando la pobreza en el mundo. Al superponer por primera vez datos sobre amenazas climáticas a datos sobre pobreza multidimensional, las conclusiones revelan un mundo en el que la pobreza no es solo un problema socioeconómico aislado, sino que está profundamente interrelacionada con las presiones planetarias y la inestabilidad.

 

Las conclusiones ponen de relieve que las personas pobres de todo el mundo a menudo hacen frente a múltiples retos ambientales simultáneos y no a uno solo de forma aislada.

 

  • De los 887 millones de personas pobres expuestas al menos a una amenaza climática, 651 millones se enfrentan a 2 o más amenazas simultáneamente.

     

  • El hecho de que 309 millones de personas pobres vivan en regiones expuestas a 3 o 4 amenazas climáticas superpuestas, al tiempo que se encuentran en situación de pobreza multidimensional aguda, es motivo de suma preocupación. Estas personas se enfrentan a una “triple o cuádruple carga”, ya que a menudo poseen activos limitados y acceso mínimo a sistemas de protección social, lo que amplifica los efectos negativos de las conmociones.

     

  • A nivel individual, las amenazas más extendidas que afectan a las personas pobres en todo el mundo son el calor intenso (608 millones de personas) y la contaminación atmosférica (577 millones). En las regiones propensas a las inundaciones viven 465 millones de personas pobres, mientras que en las zonas afectadas por las sequías residen 207 millones.

     

La carga de la exposición se distribuye de forma desigual entre regiones y grupos de ingreso.

 

  • Se ha determinado que Asia Meridional y África Subsahariana son zonas críticas a nivel mundial de estas condiciones agravadas, ya que allí reside el mayor número de personas pobres en regiones afectadas por amenazas climáticas (380 millones y 344 millones, respectivamente).

     

  • En Asia Meridional, la exposición es casi universal: el 99,1 % de las personas pobres de la región están expuestas a 1 o más amenazas climáticas (380 millones de personas), y el 91,6 % (351 millones) a 2 o más, una proporción muy superior a la de cualquier otra región del mundo. A pesar de los importantes e históricos avances en la reducción de la pobreza, Asia Meridional también debe acelerar la acción climática.

     

  • Entre los grupos de ingresos, los países de ingresos medianos bajos son los que soportan la mayor carga de exposición de personas pobres a las amenazas climáticas, tanto en términos absolutos como de proporción. Se calcula que unos 548 millones de personas pobres de países de ingresos medianos bajos están expuestas al menos a una amenaza climática, lo que representa el 61,8 % de las personas pobres de todo el mundo expuestas a alguna de estas amenazas. Más de 470 millones de personas pobres de países de ingresos medianos bajos hacen frente simultáneamente a 2 o más amenazas climáticas.

 

Estas conclusiones ponen de relieve la necesidad urgente de actuar a escala mundial para abordar la carga desigual que suponen las amenazas relacionadas con el clima para las personas que viven en situación de pobreza multidimensional. Hacer frente estas amenazas superpuestas requiere pasar del reconocimiento a la acción, haciendo hincapié en la necesidad de estrategias de reducción de la pobreza resilientes frente al clima, el fortalecimiento de la capacidad local de adaptación y la ampliación de los mecanismos internacionales cooperativos de redistribución y financiación. 


 

 

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