
El Día Mundial de Concienciación sobre los Sunamis de este año pone el foco en la necesidad de financiar la creación de costas seguras y comunidades preparadas frente a los sunamis. Bajo el programa global de la UNESCO "Tsunami Ready", la campaña de este año busca promover la colaboración entre gobiernos, científicos, líderes locales y ciudadanos para reducir riesgos y proteger vidas.
Invertir en protocolos, educación y simulacros, infraestructura, tecnologías y sistemas de alerta temprana multiamenaza no es un gasto: es una inversión en seguridad, desarrollo y sostenibilidad. Los sunamis pueden ser mortales, pero no tienen por qué serlo. Podemos evitar que la amenaza se convierta en un gran desastre.
La palabra "tsunami" (o sunami) está formada por las palabras japonesas "tsu" (puerto) y "nami" (ola). Un sunami es una serie de olas gigantescas que se producen por una perturbación bajo el agua, por lo general, asociada con los terremotos que ocurren en el fondo del océano o cerca de él.
Las erupciones volcánicas, los deslizamientos de tierras submarinas y las desprendimientos de rocas costeras también pueden provocar un sunami, al igual que el impacto de un gran meteorito en el océano. Se originan a partir de un movimiento vertical del fondo marino, con el consiguiente desplazamiento de la masa de agua.
Las olas del sunami normalmente parecen muros de agua que golpean violentamente la costa durante varias horas en intervalos de entre 5 y 60 minutos. La primera ola suele ser imperceptible, pero le siguen otras de una magnitud sin precedentes. El agua retrocede tierra adentro, mientras que una nueva ola se precipita arrastrando consigo los numerosos residuos y daños causados por las olas anteriores.