
El planeta ha cruzado un umbral peligroso. La Organización Meteorológica Mundial afirma que 2024 probablemente fue el primer año natural que superó los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
La temperatura media mundial cercana a la superficie alcanzó 1,55 °C por encima del promedio de 1850–1900, lo que indica que el mundo está peligrosamente cerca de sobrepasar el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global muy por debajo de 2 °C y dedicar esfuerzos a limitarlo a 1,5 °C.
Las emisiones de carbono procedentes de combustibles fósiles también alcanzaron un nuevo máximo en 2024, un récord que se espera que se supere este año. Invertir la tendencia requiere avanzar más rápido en romper el vínculo entre crecimiento económico y emisiones de carbono. Los combustibles fósiles han impulsado la prosperidad durante dos siglos, iluminando ciudades, abasteciendo el transporte e impulsando el comercio. Ese vínculo se está debilitando, pero no lo suficientemente rápido.
Los datos muestran que algunas de las principales economías han hecho avances alentadores. Por ejemplo, entre 1990 y 2023, las emisiones netas de gases de efecto invernadero de la Unión Europea disminuyeron aproximadamente en un tercio, mientras que el PIB creció alrededor de dos tercios, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. En el mismo periodo, las emisiones de Estados Unidos cayeron por debajo de los niveles de 1990, a pesar de la expansión de su economía, según datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
Pero a nivel mundial, el vínculo sigue siendo demasiado estrecho. Desde 1990, el PIB mundial ha aumentado un 191% mientras que las emisiones de CO2 han crecido un 66%.
El informe de UNCTAD subraya la necesidad de alinear el comercio y los mercados con el Acuerdo de París para acelerar la transición hacia bajas emisiones de carbono y ayudar a financiar la acción climática. Hace un llamado a la cooperación regional y Sur–Sur para reducir aranceles, y a la cooperación global para armonizar normas de sostenibilidad y facilitar el acceso asequible a tecnologías relevantes para el clima. Alinear las políticas comercial, industrial y climática puede abrir nuevas cadenas de valor en energías renovables, generando empleo e ingresos para apoyar la acción climática. Integrar instrumentos de política comercial en las estrategias climáticas es esencial para una transición justa e inclusiva.