
El comercio mundial comenzó 2025 con lo que parecía una recuperación. Los envíos se dispararon cuando las empresas se apresuraron a adelantarse a los nuevos aranceles en Estados Unidos, y la inversión en inteligencia artificial dio un impulso adicional.
Pero si se eliminan estos estímulos temporales, el panorama cambia. El crecimiento del comercio en la primera mitad del año cae del 4% a entre el 2,5% y el 3%, y se vislumbra una desaceleración en el horizonte.
La economía en general cuenta una historia similar. El Informe sobre Comercio y Desarrollo 2025 proyecta que el crecimiento económico mundial se desacelere del 2,9% en 2024 al 2,6% tanto en 2025 como en 2026. Esto se sitúa por debajo de la tendencia previa a la pandemia del 3% y muy por debajo del crecimiento promedio del 4,4% observado antes de la crisis financiera de 2008-2009.
Las principales economías también están perdiendo fuerza. En Estados Unidos, se prevé que el crecimiento económico se desacelere a 1,8% en 2025 y 1,5% en 2026. La economía de China también se está desacelerando. Se proyecta que su crecimiento caiga del 5% en 2025 al 4,6% en 2026, frente a un promedio del 6,7% en los años anteriores a la pandemia.
El Informe sobre Comercio y Desarrollo 2025 propone un conjunto de reformas prácticas para reducir la vulnerabilidad financiera y alinear mejor el comercio, las finanzas y el desarrollo. Estas incluyen:
Reformar el sistema multilateral de solución de controversias comerciales para que las reglas se apliquen y se reduzca la incertidumbre.
Cerrar brechas de datos en estadísticas de comercio e inversión para informar y coordinar mejor las políticas.
Reformar el sistema monetario internacional para limitar las fluctuaciones perjudiciales de monedas y flujos de capital.
Fortalecer los mercados de capitales regionales y nacionales para que los países en desarrollo puedan captar financiamiento asequible a largo plazo.
Mejorar la transparencia en la comercialización de materias primas y ampliar el acceso a financiamiento comercial asequible, especialmente para las pequeñas empresas.
La verdadera resiliencia económica requiere estrategias que conecten comercio, finanzas y sostenibilidad, y garanticen que los países en desarrollo puedan influir en los cambios económicos mundiales, no sólo absorberlos.