CONAPO presentó la publicación: Expansión de las ciudades de México

 

Encontraron velocidades diversas en los procesos de transición urbana. En el primer lapso existieron ciudades con incrementos realmente explosivos, tanto en la superficie urbana como de su población, que obedecieron más a la etapa de urbanización acelerada y preeminente, que ocurrió de 1940 a 1980.

 

De 1985 a 2002 la superficie urbana se triplicó (3.2 veces) y la población urbana aumentó, multiplicándose por 1.5 veces; mientras que para el periodo 2002-2018 tanto la superficie urbana como la población se redujeron de 1.6 y 1.3 veces, respectivamente.

 

Destacaron que las ciudades que presentaron los crecimientos más significativos, tanto en superficie como en población, son aquellas donde predominan las actividades económicas centradas en el turismo de zonas costeras.

 

En contraparte, las ciudades con el dinamismo más lento suelen ser urbes pequeñas, algunas de ellas tuvieron inicialmente impulso por actividades petroleras; también hay otras de mayor tamaño cuyo crecimiento ha trascurrido de forma pausada.

 

Después de la Ciudad de México, Monterrey es la segunda ciudad más grande del país en extensión, en parte porque fue la primera que mostró un crecimiento de su superficie de 2002 a 2018, además de que tuvo una tasa de crecimiento de población mayor que la de Guadalajara. En el otro extremo, la ciudad más pequeña en superficie es Ciudad Guzmán con 15.0 km2 y la menos poblada es Ocotlán con 98 977 habitantes.

 

Este estudio contribuye directamente al ODS 11: Ciudades y comunidades sostenibles, especialmente a las metas 11.3, 11.6 y 11.7, al ofrecer evidencia sobre densificación urbana, consumo de suelo y pérdida de vegetación periférica.

 

La publicación presenta hallazgos que señalan retos y prioridades que las ciudades mexicanas tienen en la actualidad, cuya atención es crucial para el desarrollo urbano sostenible entre los que destacan:

 

  • Las políticas y estrategias multisectoriales deben fortalecerse mutuamente y no aplicarse por separado ni de manera fragmentada.

  • Es necesario explorar en qué medida la expansión física inicial permite ocupar espacios intraurbanos.

  • Los espacios que quedaron vacíos entre localidades que originalmente estaban fuera de las ciudades también pueden ocuparse;

  • Cada ciudad tendría que analizar y consensar alternativas y soluciones, toda vez que no existe una receta única para mejorar la urbanización y lograr el desarrollo urbano sostenible.

 

 

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