Invertir en el clima para el crecimiento y el desarrollo: El caso de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) mejoradas muestra que alinear las políticas climáticas con las prioridades económicas y sociales puede conducir a un mayor PIB mundial, una reducción acelerada de la pobreza, una mayor seguridad energética y mejores resultados en materia de salud. Si bien la acción climática ha progresado significativamente en la última década (la inversión en energías limpias ha superado la de los combustibles fósiles y los objetivos de cero emisiones netas ahora cubren casi el 90% de la economía mundial), el informe señala que se necesita más progreso. Las emisiones globales alcanzaron un nuevo máximo en 2024, y las temperaturas promedio superaron los 1,5 °C durante el primer año completo.
El informe de la OCDE y el PNUD analiza cómo las NDC mejoradas, si están bien diseñadas y respaldadas por marcos de implementación sólidos, pueden acelerar simultáneamente el crecimiento económico inclusivo y reducir las emisiones. Bajo este escenario, se proyecta que el PIB mundial crecerá alrededor de un 60% entre 2022 y 2040 y sería un 0,2% mayor en 2040 en comparación con la continuación del escenario de políticas actual. La justificación económica para la ambición climática se vuelve aún más sólida a largo plazo al considerar las pérdidas económicas evitadas si se reducen los riesgos de eventos inducidos por el clima. Los modelos de la OCDE indican que un escenario en el que se mejora la ambición de las NDC podría aumentar el PIB mundial hasta un 3% para 2050 y hasta un 13% para 2100. Es probable que estas proyecciones aún subestimen los beneficios totales, ya que los modelos actuales no consideran la alternativa: los impactos económicos y sociales negativos de cruzar puntos de inflexión climáticos críticos, como el derretimiento de las capas de hielo o la inversión de los patrones de circulación oceánica, que podrían desencadenar cambios irreversibles y graves en el sistema climático.
La acción climática puede generar otros resultados económicos y sociales positivos, más allá del crecimiento del PIB. El informe concluye que la integración de estrategias climáticas y de desarrollo podría ayudar a una de cada cinco personas en situación de pobreza extrema a alcanzar una mayor seguridad financiera para 2050. Las inversiones en energía limpia, transporte de bajas emisiones y una mejor planificación urbana también mejorarían la calidad del aire, especialmente en los países de ingresos bajos y medios, donde la carga sanitaria derivada de la contaminación relacionada con los combustibles fósiles sigue siendo elevada.
Para ayudar a los países a materializar estos beneficios, el informe describe un conjunto de prioridades estratégicas para el ciclo de las NDC de 2025. Estas incluyen fomentar el compromiso político de alto nivel en todos los niveles gubernamentales, alinear los objetivos climáticos y de desarrollo tanto a nivel nacional como local, involucrar al sector privado desde el inicio, optimizar y aprovechar las finanzas públicas y el apoyo internacional, fortalecer las instituciones financieras públicas e internacionales, y garantizar enfoques inclusivos que apoyen a los más afectados por la transición.