La caída de los precios de los productos básicos podría atenuar los riesgos inflacionarios derivados de las tensiones comerciales

 

Según la última edición del informe Perspectivas de los mercados de productos básicos del Banco Mundial, el tambaleante crecimiento económico coincide con una amplia oferta de petróleo, lo que puede hacer caer los precios internacionales de los productos básicos a su nivel más bajo en lo que va de la década de 2020. Esta disminución podría ayudar a moderar los riesgos de inflación a corto plazo derivados del aumento de las barreras comerciales, pero también podría obstaculizar las perspectivas de avance económico en dos de cada tres economías en desarrollo.

 

Se prevé que los precios internacionales de los productos básicos caerán un 12 % en 2025 y un 5 % adicional en 2026, hasta niveles que no se registraban desde 2020. En términos nominales, los precios podrían seguir siendo más altos que antes del inicio de la pandemia. Sin embargo, si se ajustan por inflación, es probable que caigan por primera vez por debajo del promedio preponderante entre 2015 y 2019.

 

El debilitamiento de las perspectivas de crecimiento constituye la conmoción más reciente que golpea a la economía mundial en lo que parece ser una década extraordinariamente agitada para los mercados de productos básicos. La volatilidad de los precios de este segmento ha sido mayor que en cualquier década anterior desde, al menos, la de 1970. Resta por ver si esto marcará el comienzo de una era más turbulenta para los mercados de productos básicos. En cualquier caso, la confluencia de tensiones comerciales, conflictos, riesgos geopolíticos y frecuentes perturbaciones relacionadas con el clima aumentan las probabilidades de que esto sea así. 

 

Por su parte, los precios de los alimentos caerán, según las previsiones, un 7 % en 2025 y un 1 % en 2026. Aun así, las Naciones Unidas estiman que este año se intensificará la inseguridad alimentaria aguda en algunas de las zonas más afectadas del mundo, lo que incidirá en 170 millones de personas de 22 economías altamente vulnerables. La caída de los precios de los alimentos básicos debería proporcionar algo de alivio a los esfuerzos humanitarios, en particular en un contexto de reducción del financiamiento para este tipo de actividades. De todos modos, no resolverá las causas subyacentes del hambre aguda, que en gran medida tienen su origen en los conflictos. 

 

En una sección especial del informe se señala que los ciclos de auge y caída de los precios de los productos básicos se volvieron particularmente intensos en la década de 2020. Estos ciclos tan marcados pueden incidir de manera negativa tanto en la disciplina fiscal como en el crecimiento económico a largo plazo de estas economías. Desde 1970, la duración promedio de estos ciclos había sido de unos cuatro años, y los períodos de crisis se extendían un poco más que los de auge, según el análisis. Sin embargo, entre 2020 y 2024, la duración de estos plazos se ha reducido a la mitad. 

 

 

 

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