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AGUA – México gasta un chorro

 

 

 

En México, la gente prefiere gastar en una botella de agua que tomar de la llave, que es gratis. La desconfianza del servicio de agua potable y saneamiento tiene a los mexicanos entre los tres primeros consumidores mundiales de agua embotellada

 

De acuerdo a datos de la consultora Euromonitor International, México fue el año pasado el principal consumidor de agua embotellada en el mundo.

 

Cada mexicano tomó 163.5 litros. Un estudio de 2011 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ya revelaba que el 81 por ciento de los mexicanos consumía agua embotellada.

 

Esto a pesar de que según cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), a fines de 2013 —últimos datos disponibles— la cobertura de agua potable a nivel nacional era de 95.4 por ciento en zonas urbanas y 81.6 por ciento en zonas rurales.

 

Aún así, los mexicanos preferimos gastar más dinero en botellas de agua que abrir la llave, ya que desconfiamos de los servicios de agua potable y saneamiento. Tampoco confiamos en las instituciones que proveen el líquido.

 

Si es de la llave, no

La credibilidad en las instituciones encargadas de proveer el agua potable en México es muy baja, en particular del gobierno, apunta Jorge Alberto Arriaga, coordinador del Observatorio Hídrico del Programa de Apoyo al Desarrollo Hidráulico de los Estados de Puebla, Oaxaca y Tlaxcala (PADHPOT) de la UNAM.

 

El ‘remedio’ embotellado

Otro factor que influye en el elevado consumo de agua en el país es la infraestructura, que en algunas ciudades “es muy deficiente”, señala el doctor Raúl Pacheco-Vega, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) e investigador especializado en saneamiento, aguas residuales y control de la contaminación.

 

“Por ejemplo, si hay tinacos muy maltratados y no se limpian, si no hay directamente conexión de la llave (a la red de agua potable), si no hay filtros en cada casa. Obviamente que le van a tener miedo al agua”.

 

Pero no solo los hogares más pobres del país tienen que lidiar con un mal servicio de agua potable y saneamiento. El mal servicio lo padecemos todos.

 

Cerca del 35 por ciento de las personas que no está en niveles de pobreza, tienen un acceso irregular al agua potable.

 

¿La solución? Comprar botes y más botes de agua. Y el problema es que cada que compramos una botella de agua estamos contribuyendo a su mercantilización, a su comodificación. Se convierte en una mercancía, advierte Pacheco-Vega.

 

A falta de agua, toman refresco

El derecho humano al agua potable y saneamiento es prácticamente inexistente para quienes viven en las comunidades más pobres y marginadas del país.

 

Y si a esto se le agrega la cultura que convierte a los refrescos en el sustituto del agua, la situación se complica.

 

Una investigación global encabezada por el cardiólogo y epidemiólogo Dariush Mozaffarian, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, revela que México es el país con mayor número de muertes atribuibles al consumo de bebidas azucaradas, con 24 mil 100 decesos anuales ocurridos en 2010.

 

 “Si consideramos que en México ocurren alrededor de 150 mil muertes anuales solamente a causa de la diabetes (80 mil) y las enfermedades cardiovasculares (70 mil), al menos tenemos aproximadamente 15 mil muertes anuales asociadas al alto consumo de estas bebidas, de acuerdo al estudio dirigido por el doctor Mozaffarian”, señaló en un comunicado Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.

 

La carencia de servicios de agua potable y saneamiento es un círculo vicioso que en general afecta más siempre a los más pobres.

 

“Ya fue un gran avance incluir en la Constitución el derecho humano al agua. Sin embargo, al incluirlo se mandataba tener una nueva ley general de agua, que hasta el momento no la tenemos.

 

“La ley general del agua debe ser lo suficientemente incluyente como para reconocer las dificultades reales que existen para dotar de agua potable y saneamiento a toda la población de México”, refiere Jorge Alberto Arriaga.

 

En promedio, el Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) a refrescos y bebidas azucaradas -un peso por litro- que entró en vigor en enero del año pasado redujo las compras de estos productos en 6 por ciento durante el 2014. Esta cifra alcanzó el 12 por ciento al finalizar el año.

 

En consecuencia, aumentó en 4 por ciento el consumo de bebidas sin impuesto, en especial agua embotellada.

 

 

 

 

 

Fuente: CENTRO VIRTUAL DEL AGUA  21.Agosto.2015