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BID – Las complejidades de la desigualdad en América Latina y el Caribe

Las complejidades de la desigualdad
en América Latina y el Caribe

  • En América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo. El 10% más rico de la población tiene ingresos 12 veces mayores que el 10% más pobres. El promedio para países desarrollados en la OCDE es de 4 veces. Además, uno de cada cinco habitantes de América Latina y el Caribe es clasificado como pobre.

  • Aunque hubo logros entre 1990 y 2014, los avances para revertir la desigualdad se han estancado. Los gobiernos necesitan más y mejor evidencia sobre cómo abordar este problema que tiene diferentes causas e impulsores en cada país de la región.

  • El Banco Interamericano de Desarrollo se ha asociado con la London School of Economics, la Universidad de Yale, Institute for Fiscal Studies y académicos de más de una docena de destacadas universidades para lanzar un exhaustivo replanteamiento del problema de la desigualdad en América Latina, mediante revisiones críticas de la literatura, nuevos datos y nuevos análisis.

  • Los trabajos publicados por este proyecto demuestran que la desigualdad no es ni tan predecible ni tan estática como se ha creído:
    La región alberga países con una desigualdad de ingresos extremadamente alta, como Brasil, Colombia, Guatemala, Panamá y Honduras.
    Pero también incluye a Bolivia, República Dominicana, El Salvador y Uruguay, donde las brechas de ingresos son similares a las de Estados Unidos.

  • La desigualdad ha fluctuado a lo largo del tiempo. En la mayoría de los países aumentó rápidamente en la década de 1970, alcanzó su punto máximo en la década de 1990 y luego comenzó a disminuir gradualmente. La desigualdad en la región es hoy menor que hace tres décadas, pero se estancó desde 2014.

  • La desigualdad en América Latina y el Caribe, no sólo es inaceptablemente alta, sino que responde a factores que pueden hacerla más o menos “hereditaria”. Para llegar a las raíces de este problema, los gobiernos deben abandonar viejos supuestos y aplicar los conocimientos más recientes.

  • Las estrategias tradicionales, como ampliar y mejorar la calidad de la educación y ofrecer ayudas monetarias a los hogares de bajos ingresos, pueden ser eficaces, pero no suficientes. Los gobiernos deben promover un crecimiento económico capaz de generar más empleos productivos (y formales) y adoptar políticas fiscales más inteligentes y adaptables.

    Fuente: BID marzo de 2024