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OIT – Evaluación del estado actual del mercado laboral mundial

Evaluación del estado actual del mercado laboral mundial

  • Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un conjunto de 17 metas mundiales para acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos.

    Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un conjunto de 17 metas mundiales para acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos. Pero con la pandemia de COVID-19 que ha trastornado el mercado laboral mundial en los últimos años, los avances hacia la consecución de estos objetivos se han visto interrumpidos. Desde el aumento de desocupación y el trabajo informal hasta la ralentización del crecimiento de la productividad y la persistencia de las desigualdades de género, la pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de actuar urgentemente para construir un mundo laboral más resistente y equitativo.

    Desocupación se mantiene por encima del nivel prepandémico

    La tasa mundial de desocupación disminuyó significativamente en 2022, cayendo al 5,8% desde un máximo del 6,9% en 2020, a medida que las economías comenzaron a recuperarse del choque de la pandemia de COVID-19. A pesar de las inciertas perspectivas económicas mundiales, se prevé que desocupación aumente sólo moderadamente en 2023, ya que gran parte del impacto está siendo absorbido por la caída de los salarios reales en un entorno de aceleración de la inflación. Se prevé que desocupación mundial aumente ligeramente tanto en 2023 como en 2024, alcanzando los 211 millones, aunque la tasa se mantendrá en el 5,8%.

    Más trabajadores se ven empujados
    a la economía sumergida ocupación

    A escala mundial, el 58,0% de las personas empleadas trabajaban en el sector informal ocupación en 2022, lo que equivale a unos 2.000 millones de trabajadores en empleos precarios, la mayoría de los cuales carece de cualquier forma de protección social. Antes del inicio de la pandemia, la incidencia de ocupación informal había ido disminuyendo lentamente y se situaba en el 57,8% en 2019. Las oleadas iniciales de la pandemia provocaron pérdidas de empleo desproporcionadas para los trabajadores informales, en particular para las mujeres, durante 2020. La recuperación posterior ha sido impulsada por el sector informal ocupación, lo que ha provocado un ligero aumento de la incidencia de la informalidad en todo el mundo. La informalidad ocupación actúa a menudo como una opción de “último recurso” para ganarse la vida, empujando a más trabajadores a empleos de peor calidad y privando a otros de una protección social adecuada.

    La ralentización del crecimiento de la productividad
    no sólo afecta a las economías desarrolladas

    Tras un fuerte descenso en 2020 debido a la pandemia de COVID-19, la productividad laboral repuntó en 2021, aumentando un 2,4%. El crecimiento de la productividad se ralentizó en 2022, aumentando sólo un 0,5%. Sin embargo, incluso antes de la aparición de la pandemia COVID-19, el crecimiento de la productividad se había ralentizado en todo el mundo. Las últimas estimaciones amplían la tendencia a la baja del crecimiento, pasando de una tasa media anual del 1,8% entre 2000-14 al 1,4% entre 2015-22. Se trata de un asunto muy preocupante, ya que el crecimiento de la productividad es clave para hacer frente a las múltiples crisis actuales de poder adquisitivo, bienestar y sostenibilidad ecológica.

    Pésimas perspectivas laborales para los jóvenes

    Casi una cuarta parte (23,5%) de los jóvenes del mundo no cursaban estudios, ocupación, ni recibían formación (NEET) en 2022. Aunque se trata de un ligero descenso desde 2020, cuando la tasa de NINI alcanzó un máximo histórico, sigue siendo superior a los niveles anteriores a la pandemia y por encima de la línea de base de 2015 del 22,2%. En otras palabras, la pandemia de COVID-19 exacerbó una tendencia que ya iba en aumento, ya que los jóvenes sufrieron mayores pérdidas en ocupación que los trabajadores de más edad y abandonaron sus estudios debido a las interrupciones masivas de la educación y la formación en el puesto de trabajo. La recuperación ha sido mínima.

    Es preciso intensificar los esfuerzos para reducir las tasas de ninis juveniles a medida que el mundo se recupera de la crisis COVID-19. Demasiados jóvenes -unos 289 millones- no adquieren experiencia profesional a través de un empleo ni desarrollan sus capacidades mediante la participación en un programa educativo o profesional. Esto no sólo es un desperdicio de potencial económico, sino que también es probable que tenga un impacto duradero en los jóvenes afectados, dificultando su transición al mercado laboral en los próximos años.

    La paridad entre hombres y mujeres en
    los puestos directivos llevará generaciones

    Durante décadas, las mujeres se han enfrentado a barreras persistentes para acceder a puestos de toma de decisiones como legisladores, altos funcionarios, directores generales y otras ocupaciones directivas. A nivel mundial, sólo ocupaban el 28,2% de los puestos directivos en 2021, aunque representaban casi el 40% del total ocupación. Aunque la proporción de mujeres en puestos directivos ha ido en aumento en todo el mundo y es ligeramente superior a la de la época prepandémica, el progreso ha sido lento, con un incremento de solo 0,9 puntos porcentuales desde 2015. Al ritmo actual de progreso, pasarían más de 140 años antes de que se alcanzara la paridad de género en los puestos directivos.

    Las diferencias salariales entre hombres y mujeres
    son mucho mayores de lo que se pensaba

    La igualdad de trato en ocupación, incluidos unos ingresos justos y equitativos, es fundamental para lograr un trabajo decente para todos. La diferencia salarial media entre hombres y mujeres en 102 países con datos recientes y comparables (basados en los ingresos por hora de los empleados) es de aproximadamente el 14%.

    Mientras que los ingresos por hora (y la brecha salarial de género derivada) es el indicador oficial de los ODS, un nuevo indicador de ILOSTAT sobre las brechas de ingresos laborales de género apunta a desequilibrios mucho más amplios entre mujeres y hombres. Dado que casi la mitad de los trabajadores del mundo son autónomos, los ingresos laborales -que engloban los ingresos de todos los trabajadores, no solo de los asalariados- ofrecen una imagen más completa de las diferencias salariales. En 2020, por cada dólar que ganaban los hombres en ingresos laborales las mujeres ganaban sólo 52 céntimos.

    En los países de renta baja y media-baja, la disparidad de género en los ingresos laborales es mucho peor: las mujeres ganan 33 centavos y 29 centavos de dólar respectivamente. Esta sorprendente disparidad en los ingresos se debe tanto al menor nivel de las mujeres ocupación como a sus menores ingresos medios cuando están empleadas.

    Observaciones finales

    La pandemia del COVID-19 ha tenido un gran impacto en el mercado laboral mundial en los últimos años. Además, han surgido nuevos retos que también están teniendo efectos perjudiciales en el mundo del trabajo, como los fuertes aumentos de la inflación, las interrupciones de la cadena de suministro y la guerra en Ucrania. Estos múltiples retos están afectando a las perspectivas de alcanzar los ODS. Las tendencias destacadas en este blog subrayan la urgente necesidad de actuar para promover la justicia social, abordando las cuestiones de la creación de empleo, la informalidad, la productividad, la juventud ocupación, y la paridad de género. Los responsables políticos, los empresarios, los trabajadores y la sociedad civil deben trabajar juntos para garantizar una recuperación sostenible e integradora que no deje a nadie atrás. Esto incluye invertir en educación y formación, reforzar los sistemas de protección social, promover el trabajo decente y avanzar en la igualdad de género.

    Fuente: OIT 13 de marzo de 2023