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BANCO MUNDIAL – Nuestro primer objetivo mundial es poner fin a la pobreza, y estamos lejos de lograrlo

Nuestro primer objetivo mundial es poner
fin a la pobreza, y estamos lejos de lograrlo

Hoy nos encontramos ante una coyuntura crítica en la lucha contra la pobreza. A pesar de las décadas de avances logrados con tanto esfuerzo en el ámbito del desarrollo, aún estamos muy lejos de alcanzar el objetivo de un mundo sin pobreza.

Hace 10 años, las perspectivas parecían más positivas. El mundo había experimentado un extenso período de reducción sostenida de la pobreza extrema, que había comenzado a principios de los años noventa. Entre 1990 y 2013, más de 1000 millones de personas lograron salir de la pobreza extrema, cuya tasa cayó del 37,8 % al 11,7 %.

Sin embargo, a partir de 2014, el ritmo de disminución de la pobreza comenzó a desacelerarse. Entre 2014 y 2019, la pobreza apenas descendía aproximadamente 0,6 puntos porcentuales por año, y el objetivo de poner fin a la pobreza extrema para 2030 parecía cada vez más inalcanzable.

Como todos sabemos, en 2020, estos avances se detuvieron abruptamente. Varias crisis superpuestas importantes —la pandemia de COVID-19, las conmociones climáticas, los conflictos inesperados y el aumento de los precios de los alimentos— llevaron a que entre 2020 y 2022 se perdieran tres años de esfuerzos. Actualmente, la tasa mundial de pobreza ha vuelto a los niveles anteriores a la pandemia, pero los países de ingreso bajo, los más afectados, aún no se han recuperado.

Alrededor de 700 millones de seres humanos de todo el mundo hoy intentan sobrevivir con menos de USD 2,15 al día (la línea internacional de pobreza extrema). Significa que 700 millones de personas no tienen suficientes ingresos para satisfacer siquiera sus necesidades más básicas. Más de la mitad de ellas son mujeres. Hay millones de personas más que viven sin acceso adecuado a la salud, la educación, la vivienda, el agua o la electricidad: se ven privadas no solo de recursos esenciales, sino también de oportunidades, esperanza y dignidad básica.

En la primera edición del Informe sobre el desarrollo mundial del Banco Mundial —publicada hace 45 años, en 1978— se define la pobreza absoluta como “unas condiciones de vida caracterizadas por la desnutrición, el analfabetismo, las enfermedades, la sordidez del medio ambiente, la elevada mortalidad infantil y la baja esperanza de vida, que no caben dentro de ninguna definición razonable de dignidad humana”. En efecto, la pobreza es multidimensional, por lo que nuestros esfuerzos también deben ser esfuerzos coordinados e intersectoriales. Por lo tanto, debemos utilizar la idea de la multidimensionalidad como una herramienta para coordinar la acción política. Debemos trabajar con mayor eficacia en todos los sectores para garantizar que los hogares se estén beneficiando con la adopción de políticas adecuadas, de manera que podamos abordar juntos estos desafíos interconectados.

cientos de millones de personas pobres son vulnerables a las perturbaciones, dado que viven en zonas que están muy expuestas a fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, ciclones, sequías o calores extremos. Y millones más son vulnerables a caer en la pobreza como resultado de tales fenómenos. Es preciso adoptar medidas urgentes para reducir el impacto de las crisis climáticas.

Con todo lo que hemos aprendido en las últimas décadas, tenemos la oportunidad de marcar una diferencia real de cara al futuro. El objetivo de lograr un mundo sin pobreza en un planeta habitable está a nuestro alcance, pero solo podrá materializarse si actuamos ahora.

Fuente: BANCO MUNDIAL 17 de octubre de 2023