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FAO – Los plásticos en los sistemas agroalimentarios: lo bueno, lo malo y lo feo

Los plásticos en los sistemas agroalimentarios:
lo bueno, lo malo y lo feo

  • Los desechos oceánicos ocupan los titulares, pero en un nuevo informe de la FAO se sugiere que la contaminación por plásticos está también muy extendida en nuestros suelos agrícolas

    El flagelo de los residuos plásticos que ensucian y afean nuestras playas siempre recibe mucha atención. Pero en un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se sugiere que las tierras que utilizamos para cultivar nuestros alimentos están contaminadas por cantidades mucho mayores de plásticos, lo que plantea una amenaza aún más grave para la seguridad alimentaria, la salud de las personas y el medio ambiente.

    El informe Assessment of agricultural plastics and their sustainability: a call for action (Evaluación de los plásticos agrícolas y su sostenibilidad: un llamado a la acción) es el primer informe mundial de la FAO en su género y contiene algunas cifras sorprendentes.

    De acuerdo con los datos recopilados por expertos del organismo, cada año las cadenas de valor agrícola utilizan 12,5 millones de toneladas de productos plásticos. En el envasado de alimentos se emplean otros 37,3 millones de toneladas. Se constató que los sectores agrícola y ganadero eran los mayores usuarios, ya que, en conjunto, utilizaban 10,2 millones de toneladas anuales, seguidos de la pesca y la acuicultura, con 2,1 millones de toneladas, y la actividad forestal, con 200 000 toneladas. Según las estimaciones, Asia es el principal usuario de plásticos en la producción agrícola, pues utiliza casi la mitad del total mundial.

    Ante la falta de alternativas viables, la demanda de plástico en la agricultura no hará más que aumentar. Por ejemplo, según los expertos del sector, la demanda mundial de películas de invernadero, cobertura y ensilaje se incrementará en un 50 %, de 6,1 millones de toneladas en 2018 a 9,5 millones de toneladas en 2030.

    Los plásticos abundan desde su introducción generalizada en la década de 1950 y, en la actualidad, es difícil imaginar la vida sin ellos.

    Además, los productos plásticos ayudan a reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos y mantienen sus cualidades nutricionales a lo largo de numerosas cadenas de valor, por lo que mejoran la seguridad alimentaria y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.

    Lamentablemente, las mismas propiedades que hacen que los plásticos sean tan útiles crean problemas cuando llegan al final de su ciclo previsto.

    La diversidad de polímeros y aditivos incorporados en los plásticos dificultan su clasificación y reciclaje. Como son productos manufacturados, existen pocos microorganismos capaces de degradar los polímeros, lo que significa que, una vez en el medio ambiente, pueden fragmentarse y permanecer allí durante decenios. De los 6 300 millones de toneladas de plásticos producidos hasta 2015, casi el 80 % no se ha eliminado adecuadamente.

    Si bien la mayoría de las investigaciones científicas se han orientado a los ecosistemas acuáticos, en particular los océanos, los expertos de la FAO concluyeron que los suelos agrícolas reciben cantidades mucho mayores de microplásticos. Dado que el 93 % de las actividades agrícolas mundiales se llevan a cabo en la tierra, hay una necesidad evidente de seguir investigando este tema.

    Principales resultados

    La ausencia de alternativas viables hace que resulte imposible prohibir los plásticos. Y no existen soluciones milagrosas para eliminar sus inconvenientes.

    En cambio, en el informe se señalan varias soluciones basadas en el modelo de “seis erres” (rechazar, rediseñar, reducir, reutilizar, reciclar y recuperar). Entre los productos plásticos agrícolas que se ha determinado que tienen grandes posibilidades de provocar daños y que deberían abordarse con carácter prioritario se incluyen las películas de cobertura y los fertilizantes recubiertos con polímeros no biodegradables.

    En el informe también se recomienda elaborar un código de conducta voluntario que abarque todos los aspectos relacionados con los plásticos a lo largo de las cadenas de valor agroalimentarias y se pide que se incremente la investigación, especialmente sobre los efectos en la salud de los microplásticos y los nanoplásticos.

    Fuente: FAO 07 de diciembre de 2021