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OIT – OIT/UNICEF: La protección social contribuye a reducir el trabajo infantil

OIT/UNICEF: La protección social
contribuye a reducir el trabajo infantil

  • Un nuevo informe de la OIT y UNICEF hace un llamamiento para cerrar la brecha en la cobertura de la protección social dado que 1.500 millones de niños aún no cuentan con el apoyo de prestaciones monetarias familiares o infantiles.

    La protección social reduce la pobreza y la vulnerabilidad de las familias, disminuyendo así los principales factores que impulsan el trabajo infantil, según un nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

    El informe, El papel de la protección social en la eliminación del trabajo infantil: Examen de datos empíricos y repercusiones políticas presenta una serie de estudios realizados desde 2010 que muestran cómo la protección social -al ayudar a las familias a hacer frente a las crisis económicas o de salud- reduce el trabajo infantil y facilita la escolarización.

    Sin embargo, se ha avanzado muy poco en garantizar que todos los niños disfruten de la protección social, dice el estudio. En todo el mundo, el 73,6%, es decir, unos 1.500 millones de niños de entre 0 y 14 años, no reciben ninguna prestación familiar o infantil en efectivo. Esta gran brecha de protección debe cerrarse y cerrarse rápidamente, dice el informe.

    Sin embargo, se ha avanzado muy poco en garantizar que todos los niños disfruten de la protección social, dice el estudio. En todo el mundo, el 73,6%, es decir, unos 1.500 millones de niños de entre 0 y 14 años, no reciben ninguna prestación familiar o infantil en efectivo. Esta gran brecha de protección debe cerrarse y cerrarse rápidamente, dice el informe.

    Más de 160 millones de niños en todo el mundo – 1 de cada 10 niños de entre 5 y 17 años – siguen trabajando, y el progreso se ha estancado desde 2016. Estas tendencias estaban presentes incluso antes de la crisis de COVID-19. Se estima que, sin estrategias de mitigación, el número de niños en situación de trabajo infantil podría aumentar en 8,9 millones para finales de 2022, debido, en gran parte, al aumento de la pobreza.

    Para fortalecer los sistemas de protección social para prevenir y eliminar el trabajo infantil, el informe hace una serie de recomendaciones:

  • Cerrar la brecha de cobertura de la protección social para los niños. Esto significa dar prioridad a las prestaciones por hijos, así como ampliar la protección social a los dos mil millones de trabajadores de la economía informal, apoyando así su transición de la economía informal a la formal.

  • Construir sistemas de protección social integrados. Reducir el trabajo infantil será más fácil si los países cuentan con un sistema de protección social que ofrezca prestaciones adecuadas a lo largo de todo el ciclo vital, desde las prestaciones infantiles y familiares, las de maternidad y desempleo hasta las pensiones de jubilación, así como la protección sanitaria.

  • Garantizar que el diseño de los programas de protección social sea inclusivo y tenga en cuenta el trabajo infantil. Esto ayudará a maximizar la reducción del trabajo infantil y requiere:

  • El aumento de la inflación de los precios al consumo está teniendo un gran impacto en el nivel de vida de los hogares, especialmente en los de menores ingresos, que tienden a gastar una mayor parte de sus ingresos en alimentos y otras necesidades. Los hogares se enfrentan ahora a la perspectiva de un deterioro de las finanzas personales en el contexto de un crecimiento económico nacional más débil y un retraso en la recuperación tras la crisis. Es posible que los próximos meses no traigan mucho alivio, dado que la respuesta a los nuevos brotes de COVID-19 en algunas ciudades chinas está perturbando la producción en ese país y afectando a las cadenas de suministro mundiales, mientras que la guerra en curso en Ucrania está creando una enorme incertidumbre con respecto a los precios de los productos básicos.

  • El aumento de la inflación de los precios al consumo está teniendo un gran impacto en el nivel de vida de los hogares, especialmente en los de menores ingresos, que tienden a gastar una mayor parte de sus ingresos en alimentos y otras necesidades. Los hogares se enfrentan ahora a la perspectiva de un deterioro de las finanzas personales en el contexto de un crecimiento económico nacional más débil y un retraso en la recuperación tras la crisis. Es posible que los próximos meses no traigan mucho alivio, dado que la respuesta a los nuevos brotes de COVID-19 en algunas ciudades chinas está perturbando la producción en ese país y afectando a las cadenas de suministro mundiales, mientras que la guerra en curso en Ucrania está creando una enorme incertidumbre con respecto a los precios de los productos básicos.

    Fuente: OIT 10 de mayo de 2022