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BANCO MUNDIAL – La riqueza oculta de las naciones: el papel fundamental de las aguas subterráneas en un clima cambiante

La riqueza oculta de las naciones: el papel fundamental
de las aguas subterráneas en un clima cambiante

  • Como el “seguro de la naturaleza”, las aguas subterráneas ayudan a proteger la seguridad alimentaria, reducir la pobreza e impulsar un crecimiento económico resiliente, pero este recurso se ve amenazado por la sobreexplotación y la contaminación.

  • Se necesitan medidas de política de alto nivel para dar prioridad a las aguas subterráneas y alinear los costos privados y sociales de su uso.

  • En un nuevo informe del Banco Mundial se analiza el valor económico de las aguas subterráneas, los costos de su uso indebido y las oportunidades para aprovecharlas de manera más eficaz.

    Las aguas subterráneas son el recurso de agua dulce más importante, en particular en épocas de sequía. A medida que avanza el cambio climático, los encargados de formular políticas deben comprender mejor y gestionar este activo fundamental. En un nuevo informe del Banco Mundial se analiza el valor económico de las aguas subterráneas, los costos de su uso indebido y las oportunidades para aprovecharlas de manera más eficaz.

    En el documento titulado The Hidden Wealth of Nations: The Economics of Groundwater in Times of Climate Change (La riqueza oculta de las naciones: Las aguas subterráneas en épocas de cambio climático) se plantea cómo las aguas subterráneas pueden proteger la seguridad alimentaria, impulsando, al mismo tiempo, el crecimiento económico y la creación de empleo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, este recurso ha sido infravalorado y sobreexplotado, sin tener suficientemente en cuenta su sostenibilidad a largo plazo. Esto se debe en parte a una falta de investigaciones sistemáticas sobre su importancia económica.

    Las aguas subterráneas son un mecanismo de seguro muy propio de la naturaleza. Pueden amortiguar un tercio de las pérdidas de crecimiento económico mundial causadas por las sequías y, al mismo tiempo, asegurar que las ciudades no se queden sin agua durante períodos prolongados de sequía.

    En términos más generales, a medida que aumentan los impactos del cambio climático, las aguas subterráneas podrían seguir desempeñando un papel crucial para mantener los ecosistemas sensibles que secuestran carbono y proteger a las comunidades vulnerables de los fenómenos meteorológicos extremos.

    Un mensaje central del informe es que los responsables de la formulación de políticas deben priorizar las aguas subterráneas a fin de asegurar que estas se utilicen de una manera beneficiosa para la sociedad, la economía y el medio ambiente. Se necesitan medidas de política de alto nivel para que los costos privados y sociales del uso de las aguas subterráneas estén alineados.

    El apoyo gubernamental a la agricultura, que asciende a alrededor de USD 635 000 millones al año, influye en las elecciones de cultivos y tipos de riego, incluida la cantidad de aguas subterráneas utilizada. Esto significa que se requieren políticas agrícolas y reformas de los subsidios que tengan en cuenta las aguas subterráneas para promover la gestión sostenible de este activo. En Nepal, por ejemplo, los subsidios y la expansión del riego con energía solar permitieron a los agricultores incluir la acuicultura entre sus medios de subsistencia agrícolas.

    Mientras tanto, la disminución del costo de la energía solar y el acelerado avance hacia la energía limpia en general proporcionan a los encargados de formular políticas la oportunidad de considerar la gestión de las aguas subterráneas en sus políticas, instituciones e inversiones verdes. Con un acceso más fácil a tecnologías de energía solar asequibles, se podría observar un mayor uso de las aguas subterráneas para fines de riego y abastecimiento de agua, pero también un aumento del riesgo de sobreexplotación.

    En todos los casos, ha llegado el momento de que los encargados de formular políticas presten a las aguas subterráneas la atención que merecen.

    Fuente: BANCO MUNDIAL 14 de junio de 2023