CEIEG.


FAO – Una taza de té… ¿o cha?

Una taza de té… ¿o cha?

Un homenaje al té como parte de nuestro patrimonio e historia

  • El té se cultiva actualmente en más de 35 países, y más de 13 millones de personas dependen del sector del té para su subsistencia. ¡En el Día Internacional del Té, celebramos su apasionante legado!

    ¿Sabía que en la mayor parte del mundo se utilizan las mismas dos palabras para referirse al té? Una variante es la que se utiliza en inglés (tea), francés (thé), español (té) y holandés (thee). La otra es una palabra que deriva de cha (en mandarín y cantonés), como chai en hindi, shay en árabe y chay en ruso. Hay una razón interesante para ello.

    Ambas palabras tienen su origen en China, país que se considera la “patria del té” y donde se domesticó la planta por primera vez, y provienen del carácter chino: 茶.En mandarín y cantonés, se pronuncia “cha”. Los países del mundo que utilizan la palabra “cha” importaban originalmente el té por tierra, a través de la Ruta de la Seda, desde las regiones del norte de China, donde la pronuncian “cha”.

    Sin embargo, en el dialecto que se habla en la provincia costera meridional de Fujian, la palabra se pronuncia “te”. Este puerto es el lugar donde los comerciantes holandeses del siglo XVII compraban té para llevarlo a Europa, trayendo consigo esta pronunciación. Por supuesto, hay excepciones. Pero, por lo general, en cualquier lugar del mundo, es muy probable que sepa pedir una taza de té con solo esas dos palabras.

    La etimología del té es solo un elemento de su fascinante legado. Su cultivo y producción han formado parte de culturas en todo el mundo durante siglos. Para celebrarlo, cuatro zonas excepcionales de producción de té han sido designadas Sistemas importantes del patrimonio agrícola mundial (SIPAM) por su combinación de paisajes únicos, patrimonio agrícola y métodos de cultivo tradicionales transmitidos de generación en generación.

    La provincia de Yunnan está considerada como la cuna del té a nivel mundial. El agroecosistema del té Pu’er, en Yunnan, es la mayor zona del planeta de plantaciones forestales de té, en donde se cultivan juntas muchas plantas de té simulando un ecosistema forestal, creado por pasadas generaciones de aldeanos hace miles de años y cultivado con métodos tradicionales. El sistema es rico en diversidad biológica y cultural y está compuesto por poblaciones de viejos árboles de té silvestres y antiguas plantaciones de té.

    Las comunidades locales cultivan el té en equilibrio con otros productos necesarios para su sustento y alimentación. Los bosques de té cultivados suelen tener tres capas: la capa de árboles, la capa de plantas y arbustos de té y la capa de hierba. El estrato arbóreo está formado por altos árboles naturales que ofrecen sombra y protección contra los elementos, mientras que el estrato de plantas y arbustos de té constituye una fuente de ingresos para los agricultores. El estrato herbáceo contiene hierbas naturales, al tiempo que alberga cultivos de cereales y hortalizas.

    El control de plagas se realiza con métodos naturales que incluso ayudan a mejorar el sabor del té. Las comunidades locales cultivan algunos árboles, flores, frutales y hortalizas en las plantaciones.

    Las plantas de jazmín y los árboles de té suelen crecer en entornos diferentes, pero debido al microclima diverso y a las laderas montañosas de la zona de Fuhzou, el paisaje permite que se den ambos. Este ecosistema único hace que el té esté perfumado de forma natural con jazmín, un método desarrollado en esta zona hace más de 1 000 años y que continúa hasta hoy.

    La prefectura de Shizuoka es la mayor región productora de té del Japón, con una producción anual cifrada en unos 293 millones de dólares de los EE.UU. (31 900 millones de yenes). Alrededor del 78 % de los agricultores de la zona dependen del té para obtener ingresos. La zona es conocida por su té al vapor, que tiene un aroma inconfundible y un color verde intenso.

    Los cultivadores de té también utilizan campos compartidos, llamados chagusaba, para cultivar y recolectar hierba natural que luego se corta y esparce por el campo de té para mejorar el manejo del suelo y la calidad del té. Algunas chagusaba son comunales, y en ellas las comunidades pueden recuperar los recursos de hierba cuando lo necesitan, mientras que otras chagusaba se gestionan de forma más estructurada. Esta ordenación de los pastizales seminaturales contribuye a aprovechar la biodiversidad. Una tradición complementaria llamada yui, que es el conjunto de normas sociales que guían a la comunidad agrícola local, ha mantenido las chagusaba mediante la cooperación entre las comunidades locales. Los campos de chagusaba y té se distribuyen en forma de mosaico creando un paisaje extraordinario.

    El sistema agrícola tradicional del té de Hadong fue creado por las comunidades locales basándose en 1 200 años de adaptación al árido entorno de la montaña de Jiri. Más del 90 % de la zona de Hwagae-myeon es un terreno montañoso y escarpado con frecuentes inundaciones durante la temporada de los monzones, lo que dificulta mucho las actividades agrícolas estables. La población de Hwagae depende del cultivo del té en lugar de los arrozales para ganarse la vida.

    Durante los últimos 1 200 años, las plantas de té de Hadong se han adaptado al duro entorno, reproduciéndose por medio de los insectos y el viento, lo que ha dado a los campos de té su diversidad genética. Los campos de té alrededor del arroyo Hwagae, al pie de la montaña, conviven en armonía con el entorno natural, manteniendo una gran biodiversidad. Las especies de té tradicional de Hadong son numerosas, lo que fomenta la diversidad biológica de la zona. Los bosques y ríos dan cobijo a diferentes especies de animales y plantas autóctonas de la zona de la montaña de Jiri.

    El té ha viajado por todo el mundo a lo largo de los siglos, desde sus orígenes en China hace miles de años hasta su condición de producto básico para muchos hogares en la actualidad. La producción y elaboración del té es una de las principales fuentes de sustento para millones de familias en los países en desarrollo, y proporciona ingresos a otros millones de familias pobres que viven en diversos países menos desarrollados. La producción de té es vital para la lucha contra el hambre, la reducción de la pobreza extrema, el empoderamiento de las mujeres y el uso sostenible de la tierra. Por ello, las Naciones Unidas designaron el 21 de mayo como el Día Internacional del Té, para celebrar la producción de té y sensibilizar a la opinión pública sobre su importancia para el desarrollo rural, los medios de vida sostenibles y su contribución a la seguridad alimentaria y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

    Fuente: FAO 20 de mayo de 2021