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OMS – La gripe: una amenaza imprevisible

 

La gripe estacional es un problema grave de salud pública que puede ser causa de enfermedad grave y muerte en poblaciones de alto riesgo.

 

Se trata de una infección vírica aguda que se transmite fácilmente cuando una persona infectada tose o estornuda, así como a través de las manos infectadas. La forma más eficaz de prevenir la enfermedad y sus consecuencias graves es la vacunación.

 

Hay tres tipos de gripe estacional: A, B y C. Los virus gripales de tipo A se clasifican en subtipos en función de las diferentes combinaciones de dos proteínas de la superficie del virus (H y N). Entre los muchos subtipos de virus gripales A, en la actualidad están circulando en el ser humano virus de los subtipos A (H1N1) y A (H3N2).

 

El virus A(H1N1) circulante también se denomina A(H1N1)pdm09, dado que causó la pandemia de 2009 y posteriormente sustituyó al virus A(H1N1) estacional que había circulado hasta 2009. Todas las pandemias conocidas han sido causadas por virus gripales de tipo A.

 

Los virus de tipo B circulantes pueden dividirse en dos grandes grupos o linajes (B/Yamagata y B/Victoria), y no se clasifican en subtipos.

 

Los virus A y B circulantes causan brotes y epidemias. Es por ello que en las vacunas contra la gripe estacional se incluyen las cepas pertinentes de virus A y B.

 

Los virus de tipo C se detectan con mucho menos frecuencia y suelen causar infecciones leves, por lo que su impacto en la salud pública es menos importante.

 

Datos y cifras

 
  • La gripe es una infección vírica aguda que se transmite fácilmente de una persona a otra.
  • Los virus de la gripe circulan por todo el mundo y pueden afectar a cualquier persona de cualquier edad.
  • En los climas templados las epidemias estacionales se producen sobre todo durante el invierno, mientras que en las regiones tropicales pueden aparecer durante todo el año.
  • La gripe es un problema grave de salud pública que puede ser causa de enfermedad grave y muerte en poblaciones de alto riesgo.
  • Las epidemias pueden ejercer gran presión sobre los servicios de salud y tener importantes repercusiones económicas debido a la reducción de la productividad laboral.
  • La vacunación es la forma más eficaz de prevenir la infección.
  • Aunque disponemos de antivíricos para tratar la gripe, los virus pueden volverse resistentes a estos fármacos.

 

 

Fuente: OMS 06.Diciembre.2016