Invertir en educación en la primera infancia de calidad
es fundamental para combatir la pobreza de aprendizajes
El aprendizaje de los niños más pequeños ha sido el aspecto más perjudicado por la COVID-19, especialmente en los países de ingreso bajo, lo cual acentuó la necesidad de contar con estrategias factibles y basadas en datos concretos para lograr una educación en la primera infancia (EPI) de calidad y a gran escala. En el nuevo volumen del libro del Banco Mundial titulado Quality Early Learning: Nurturing Children’s Potential (Aprendizaje temprano de calidad: Nutrir el potencial de los niños), dado a conocer hoy, se analiza la ciencia del aprendizaje temprano y se brindan sugerencias prácticas sobre los elementos y principios fundamentales para prestar una EPI de calidad.
La publicación reúne el trabajo de los principales expertos multidisciplinarios en el campo del aprendizaje temprano para compartir información sobre prácticas rentables tendientes a apoyar el aprendizaje temprano de los niños en los países de ingreso bajo y mediano. El informe hace hincapié en que los niños pequeños tienen una enorme capacidad de aprender durante los primeros años de vida, capacidad que se debe nutrir y aprovechar de manera deliberada. La EPI de alta calidad puede ayudar a los niños a desarrollar las habilidades cognitivas y socioemocionales, las funciones ejecutivas y la motivación que les permitirán alcanzar resultados satisfactorios tanto dentro como fuera de la escuela. Las inversiones en la EPI sientan las bases para generar el capital humano necesario para lograr bienestar individual y sociedades más equitativas y prósperas.
El bajo nivel de acceso y calidad de la EPI agrava la crisis mundial del aprendizaje. Se estima que el 53 % de los niños de 10 años de edad en países de ingreso bajo y mediano se ven afectados por la pobreza de aprendizajes, lo que significa que no pueden leer ni comprender un texto breve. La pandemia de COVID-19 no ha hecho más que exacerbar la crisis del aprendizaje, y se prevé que la pobreza de aprendizajes aumentará hasta situarse en un nivel superior al 70 %. Dado que los países buscan lograr una mejor reconstrucción tras la pandemia, incluso a pesar de las grandes limitaciones de recursos que enfrentan, las inversiones en EPI de calidad deben formar parte integral de los planes nacionales tendientes a recuperar y acelerar el aprendizaje.
En el informe se recalcan tres puntos clave:
Fuente: UNCTAD 17 de mayo de 2022